"La ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse." (J. Swift)
Las personas que dedican sus energías y su inteligencia al servicio de sus conciudadanos a través de la práctica del noble arte de la política reciben, como contraprestación a su esfuerzo, un hermoso regalo de la sociedad: el poder de modelar las condiciones que han de regir la vida de todos, según su particular criterio.
Sin embargo, los ciudadanos no debemos conformarnos con la mera contemplación pasiva del ejercicio por nuestros políticos de su "intensa pasión de servicio". Les hemos dado el regalo del poder, pero tenemos el derecho de someter a crítica su ejercicio y exigirles, en su caso, responsabilidades.
Una de las más antiguas formas de crítica es la sátira, en la que se usa el sarcasmo, la ironía y el ridículo para poner de manifiesto el vicio, la tontería, las injusticias o los males de toda especie.
Es evidente que la acción pública de nuestros dirigentes justifica en muchas ocasiones, y por desgracia, criticas muy ácidas. Sin embargo, es mi convicción que la crítica, por muy dura que deba ser, no puede dejar de lado alguna forma de humor. Con esa intención he creado esta página que espero que algunos compartan conmigo.
Nada mejor que concluir esta presentación con otro gran escritor satírico, Lichtenberg:
"A menudo se reprocha a los poderosos que hubieran podido hacer mucho bien y no lo han hecho. Ellos podrían responder: Imagináos el mal que hubiéramos podido hacer y no hemos hecho".
2 comentarios:
Quinto Horacio Flaco y un servidor estamos totalmente de acuerdo, don GULLIVER.
Es verdad que vivimos en un momento político en el que la realidad es difícilmente satirizable: ¿Cómo ridiculizar, por ejemplo, el papelón de Miguel Angel Moratinos en Venezuela?
Estoy particularmente de acuerdo con la necesidad de mantener el humor. No es sólo una cuestión de estilo. La crítica del cabreo es la crítica del perdedor. Quizá desahogue a quien la escribe, pero deprime a quien la lee. Y por eso mismo, no sirve de nada.
Quien ríe, aunque sea entre dientes, es escuchado.
A veces resulta difícil, pero procuro no olvidarlo.
Un cariñoso saludo de éste, su satírico servidor.
Monsieur: Un honor que haya visitado este modesto chamizo que he empezado a construir.
Perdone por el retraso en publicar su comentario, pero prometo enmendarme y, a partir de ahora, ser diligente en la rutina de la comprobación de las capturas diarias.
Nos vemos en su blog, entre espinelas y risas
Un afectuoso saludo
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