viernes, 23 de junio de 2017

A veces Nacho


(Dedicado a mi amigo, Ignacio Vega)
A veces Nacho, de noche,
divaga mirando a Vega,
o el gran Cinturón navega
de Orión y su espada, broche.
Estrellas a troche y moche
y Vega por ellas vaga,
y en su boga no naufraga,
vague en Marte o por Urano,
pues Vega, que no es vegano,
bogando, Jabugo traga

miércoles, 21 de junio de 2017

La boda de la tercera Infanta


Tras las bodas de las Infantas Elena (1995) y Cristina de Borbón (1997), hijas del Rey Don Juan Carlos, le llegó el turno a Ana (2002), hija del Presidente del Gobierno José María Aznar. El boato de la celebración (que tuvo lugar en el Monasterio del Escorial), el número (más de 1000) y la calidad de los invitados (estaban presentes los Reyes de España, el primer ministro inglés Tony Blair...) animó el ingenio de nuestro pueblo, que pronto la llamó "la boda de la tercera Infanta".
 
"Aunque recorto con saña,
 con mi Anita no soy roña,
caso a la niña y no es coña
como a una Infanta de España.
Con pompa y mucha compaña,
en un Escorial de ensueño
pavoneo yo mi ceño
cual un Rey de nuevo cuño,
sintiendo a España en mi puño
pues del Poder soy su dueño
*
Hoy vanidoso reseño
la estampa de mi retoño
con sus piños y su moño,
aunque su porte es pequeño.
Todo es aquí de diseño,
los canapés, el champaña,
mucha gente de calaña,
Blesa, que de banca enseña,
Rato, con toda su peña,
Rita, que el plato rebaña
 *
 A mi lado está mi Doña,
que es Botella y me acompaña,
mas la veo un poco huraña,
tal vez porque no hay Borgoña.
Dicen que Anita es muy ñoña
y que Agag busca su ordeño,
tales patrañas desdeño...,
mi alegría nada empaña:
¡la niña Infanta de España,
yo, con mi belfo risueño!"
*

sábado, 17 de junio de 2017

El voto femenino

(Para Lucía)

En 1931, en España, las mujeres podían ser elegidas diputadas, pero carecían del derecho de sufragio activo. Margarita Nelken, del PSOE, Clara Campoamor del Partido Radical y Victoria Kent, del Partido Radical Socialista, fueron las primeras mujeres en obtener un escaño, votadas por hombres.

1 de octubre de 1931, las Cortes debaten el derecho de voto de las mujeres. Lo rechaza, por la izquierda, Victoria Kent.

Clara Campoamor, republicana de centro por el Partido Radical, defiende el derecho al voto.

Estos son los argumentos que expone en el debate Victoria Kent: "Creo que no es el momento de otorgar el voto a la mujer española. Lo dice una mujer que, en el momento crítico de decirlo, renuncia a un ideal. Quiero significar a la Cámara que el hecho de que dos mujeres se encuentren aquí reunidas opinen de manera diferente, no significa absolutamente nada, porque dentro de los mismos partidos y de las mismas ideologías, hay opiniones diferentes (...). En este momento vamos a dar o negar el voto a más de la mitad de los individuos españoles y es preciso que las personas que sienten el fervor republicano, el fervor democrático y liberal republicano, nos levantemos aquí para decir: es necesario, aplazar el voto femenino (...). Señores diputados, no es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República (...). Pero hoy, señores diputados, es peligroso conceder el voto a la mujer".

El discurso de Clara Campoamor tiene una inmensa fuerza:

"Señores diputados, lejos yo de censurar ni atacar las manifestaciones de mi colega, señorita Kent; comprendo, por el contrario, la tortura de su espíritu al haberse visto hoy en el trance de negar la capacidad inicial de la mujer… Creo que por su pensamiento ha debido de pasar de alguna forma la amarga frase de Anatole France, cuando nos habla de aquellos socialistas que, forzados por la necesidad, iban al Parlamento a legislar en contra de los suyos. (…) Al hablar de las mujeres obreras y universitarias ¿se va a ignorar a todas las que no pertenecen a una clase ni a otra? ¿No sufren éstas como las otras las consecuencias de la legislación? ¿No recae sobre ellas toda la consecuencia de la legislación que se elabora aquí para los dos sexos, pero solamente dirigida y matizada por uno? ¿Cómo puede decirse que la mujer no ha luchado y que necesita una época, largos años de República, para demostrar su capacidad?”


…“Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros; a la mujer que, como ocurrió con otras fuerzas nuevas en la revolución francesa, será indiscutiblemente una nueva fuerza que se incorpora al derecho y no hay sino que empujarla a que siga su camino".

"Aunque no queráis y si por acaso admitís la incapacidad femenina, votáis con la mitad de vuestro ser incapaz. Yo y todas las mujeres a quienes represento queremos votar con nuestra mitad masculina, porque no hay degeneración de sexos, porque todos somos hijos de hombre y mujer y recibimos por igual las dos partes de nuestro ser, argumento que han desarrollado los biólogos. Somos producto de dos seres; no hay incapacidad posible de vosotros a mí, ni de mí a vosotros […] Desconocer esto es negar la realidad evidente. Negadlo si queréis; sois libres de ello, pero sólo en virtud de un derecho que habéis (perdonadme la palabra, que digo sólo por su claridad y no con espíritu agresivo) detentado, porque os disteis a vosotros mismos las leyes; pero no porque tengáis un derecho natural para poner al margen a la mujer".

Margarita Nelken, socialista que ha obtenido también un escaño, pero no ha tomado aún posesión del mismo, no interviene en el debate. Sin embargo, apoya en varias intervenciones públicas la posición de Victoria Kent y los partidos de la izquierda parlamentaria.

El artículo 35, que hizo posible que las mujeres votaran, se aprobó finalmente con 161 votos a favor y 121 en contra.



Hay debate en el Congreso
sobre el voto femenino,
para la izquierda es dañino
a la causa del progreso.
¡”Aprobarlo es un exceso!”,
Victoria Kent pontifica
y su argucia justifica:
“¡yo renuncio a mi ideal
si la España clerical,
con él, sus votos duplica!”

“Aplacemos pues el voto,
neguemos capacidad
por simple oportunidad,
da igual si el plazo es remoto.
Sirvo con fervor devoto
a mi fe republicana
si afirmo que es ciudadana
la que mi credo comparte,
no la que hace de baluarte
 de los tipos con sotana"

Clara objeta con ardor:
"Su postulado es falaz,
la mujer es ser capaz
y al hombre no es inferior.
Hoy proclamo con vigor:
Ciudadana quiero ser
antes aún que mujer,
y con plena dignidad
maduraré en libertad
votando mi parecer"

“Señora Kent, yo comprendo
la gravísima tortura
que al defender tal censura
su ideal está sufriendo.
Su pesar será tremendo
-poco más y usted se muere
de cólico miserere-
si, de un modo manirroto,
las mujeres dan su voto
a una opción que usted no quiere"

“La libertad se madura
ejerciéndola sin miedo,
y acceder a ella es mi credo
abriendo así la “clausura”.
Recupere su cordura
tomándose una tisana,
no es buena republicana
si excluye su raciocinio
del proceso de escrutinio
por temor a una sotana”