Aguirre declara la guerra a la Complutense
Noticia publicada en el diario Público el 26 de marzo de 2010. La noticia glosa el enfrentamiento entre la Comunidad Autónoma de Madrid y el Rector de la Universidad Complutense como consecuencia de los incidentes producidos unos días antes al agredir unos colegiales al Rector Berzosa.
Tan impactante titular me sugirió la siguiente crónica de guerra, publicada en 7 comunicados emitidos a lo largo del día 27 de marzo en el blog de Santiago González
12:11 PM
Cuatro columnas fuertemente armadas convergen en estos momentos sobre la Ciudad Universitaria de Madrid, que resiste heroicamente bajo el mando directo del Camarada Berzosa.
Las columnas facciosas “Bomberos”, "Monitores de Tiempo libre”, “Forestales” y “Asistentes sociales” son apoyadas en el interior de la Complutense por una “quinta columna” de colegiales incontrolados que, desafiando las fuertes medidas de seguridad establecidas por Berzosa, está destrozando los nervios de los defensores con sus cánticos guerreros.
Al parecer la líder fascista Aguirre tiene en reserva una columna de tropas mercenarias denominada “Liquidadores tributarios”, famosos por su extrema crueldad. Hace unos minutos, esta columna, ubicada en las proximidades de Chueca, ha interceptado a un destacamento de abajofirmantes encabezados por Pilar Bardem, Cejidenta de Aisge, que se disponía a avanzar hacia la Universitaria en apoyo de Berzosa. Los abajofirmantes, al ver a los terribles gurkas tributarios, han huido despavoridos.
Por otra parte, una fuerte columna de columnistas de Izvestia, estacionada en las cercanías del Círculo de Bellas Artes ha visto obstaculizada su "progresión" hacia la Universitaria al tropezar con unas barricadas levantadas hace unos días en los alrededores del Tribunal Supremo por integrantes de la columna de editorialistas de Pravda. El avance está siendo especialmente complicado por la existencia de una intrincada red municipal de zanjas.
Seguiremos informando.
4:10 PM
La columna de columnistas de Izvestia, después de sortear las barricadas del Supremo y las zanjas de Gallardón intenta unir sus fuerzas con el destacamento “Stajanov” de liberados sindicales de RTVE que se encuentra estacionado en la Cruz Blanca. Se han producido unos tensos momentos a la hora de pagar ya que los estajanovistas sindicales defendían una fórmula paritaria de pago y los columnistas de Izvestia se quejaban de que los liberados ya llevaban unas cuantas cañas de hándicap. En estos momentos se encuentran jugándose la ronda a los chinos. La partida está muy igualada, aunque Saco, Rosa y Escolar parecen llevar una pequeña ventaja.
El batallón “Grandes fortunas” de la Columna gurka de “Liquidadores tributarios” ha logrado acorralar en Zalacaín a un numeroso grupo de abajofirmantes que había establecido su centro logístico en el conocido restaurante y se encontraba en plena comida de trabajo elaborando una nueva estrategia de apoyo a Berzosa.
Seguiremos informando
4:32
La Columna de Hierro de Garzón, a cuyo mando va el Comisario Sopena ha tenido graves dificultades por la deserción de uno de sus “pesos fuertes”, el Comandante Carnicero.
Sopena se dirige con sus columnistas a la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid, donde espera que se le unan algunos fieles, una vez concluido el acto de adoración del laicísimo Garzón convocado por diversos colectivos de la Memoria Republicana. Desde allí parece que van a intentar encaminarse a la Montaña del Príncipe Pío.
La Columna “De género” que avanzaba en apoyo de Berzosa a lo largo de la Gran Vía se ha encontrado con una dura resistencia en la calle Preciados. Las barricadas montadas a la altura del Corte Inglés son difícilmente superables sin un fuerte gasto de las combatientes. El destacamento Nelken “Voto femenino o Muerte” ha superado a duras penas las empalizadas repletas de género de la planta de oportunidades.
“Ha sido una prueba de fuego”, ha declarado a este corresponsal Laura Seara, directora del Instituto de la Mujer. “¡Y precisamente en los Siete Días de Oro!”, ha añadido. “El taxi sale más barato”, ha concluido.
Los columnistas de Izvestia han ganado a los liberados de RTVE la consumición a los chinos. Los liberados están mosqueados porque dicen que Saco y Rosa ha hecho trampas
Seguiremos informando
5:25 PM
La columna “De género” no logra salir de la calle Preciados. “Esto es un infierno” ha declarado una dependienta del Corte Inglés ante la intensidad con la que se están librando los combates para obtener las mejores posiciones.
La columna de Hierro de Garzón se despliega en la montaña del Principe Pío, en las inmediaciones del templo de Debod. El Comisario Sopena ha ordenado disparar una fuerte andanada de corrupciones baleáricas y pederastias eclesiales. La Columna facciosa “Forestales”estacionada en el Parque del Oeste mantiene firmemente sus posiciones alentada por la aguerrida Aguirre.
Los liberados sindicales no se ponen de acuerdo en la forma de repartir el pago de las rondas que se han tomado en la Cruz Blanca porque dos miembros de Comisiones Obreras son vegetarianos y no han comido gambas. Acuerdan crear una Comisión Paritaria para debatir la cuestión.
Seguiremos informando
5:40 PM
La Comisión Paritaria creada por los liberados sindicales para debatir el pago de la ronda no logra llegar a un acuerdo. Se resuelve someter la cuestión a la Comisión de seguimiento del Convenio. El camarero de la Cruz Blanca está de los nervios porque su jefe le ha dicho que no se deje liar y que les cobre.
Seguiremos informando
5:46 PM
La columna “De género” continúa atascada en Preciados y está sufriendo muchas bajas. El Batallón “Montes” de cuidados paliativos intenta socorrer a las heridas, pero éstas se resisten heroicamente.
Seguiremos informando
11:33 PM
Cae la noche en Madrid. Las 4 columnas facciosas de Aguirre tienen completamente rodeado el campus de la Ciudad Universitaria. Berzosa resiste en su interior con el apoyo del Batallón Mixto “No PASarán” integrado por Personal de Administración y Servicios (PAS) y algunos Profesores Ayudantes Doctores de la Facultad de Políticas.
La columna facciosa de “Liquidadores tributarios” se encuentra en sus cuarteles analizando el abundante material intervenido a los abajofirmantes.
La columna de columnistas de Izvestia ha desaparecido completamente de la escena de los combates tras su encuentro en la Cruz Blanca a la hora del aperitivo con el destacamento “Stajanov” de liberados sindicales de RTVE.
Los estajanovistas sindicales de RTVE se han ido de la Cruz Blanca sin pagar a la espera de la decisión de la Comisión de seguimiento del Convenio.
El camarero de la Cruz Blanca ha sido despedido por su jefe por no haber logrado cobrar la consumición a los liberados sindicales.
La columna de Hierro de Garzón dirigida por el Comisario Sopena mantiene sus posiciones en la montaña del Principe Pío. De vez en cuando sigue lanzando andanadas de corrupciones madrileñas sobre las lineas facciosas.
El panorama de la calle Preciados es desolador. La planta de oportunidades del Corte Inglés está casi completamente destrozada. La columna “De género” avanza muy mermada de efectivos y algo desorientada hacia el Vips de Gran Vía. El destacamento Nelken “Voto femenino o Muerte” ha quedado totalmente destruido.
La columna de editorialistas de Pravda se ha dirigido a las proximidades del domicilio de Garzón para recibir instrucciones.
Los colegiales quintacolumnistas se han unido a la tuna de Derecho y se encuentran atrincherados en el bar de Filosofía A, con abundantes provisiones.
La noche promete ser muy larga
lunes, 29 de marzo de 2010
miércoles, 24 de marzo de 2010
Nuevas meditaciones del Califa
El Califa andalusí Faisal ibn Gonzalí se siente preocupado. Acaba de despachar con su Gran Visir, el eunuco cristiano Narserra y con el dos veces visir, el ubicuo Abu Ben Lloqui, simultáneo valí y cadí, custodio del jardin de las flores del bien y del mal. Le han informado de los detalles más recientes de las acusaciones que está realizando desde el calabozo el antiguo Jefe de la Guardia de Palacio, Abd-el-Roldaní. La situación parece que se les está escapando de las manos, y ha aumentado de modo evidente la alteración de los cristianos. Por consiguiente, ha decidido hacer una visita a sus aliados Pujol II, conde de Barcelona y Arzallus "Testuz de buey", cabecilla de los montañeses vascones, a fin de robustecer los lazos que los atan al Califato.
El Califa redacta las órdenes que debe cumplir en su ausencia Narserra. Es imprescindible que frene en sus ímpetus a los Vera-beres, acabando con sus indiscriminadas incursiones en el terreno enemigo. En ellas muestran demasiados flancos desprotegidos, de modo que podrían ser capturados de la misma forma que ya lo ha sido uno de sus caudillos, Leafar el Vera-ber, que realizó una expedición a tierra cristiana completamente atontado como consecuencia de una pedrada que le había tirado el Imán Abderramán el Pedrojotí desde su minarete, en el momento de partir de Sevilla. Por consiguiente, es conveniente encaminar estas energías (las de los Vera-beres, no las de El Pedrojotí, ¡mal rayo le parta!), a partir de ahora y de un modo selectivo, al reforzamiento de las defensas de las fortalezas de la frontera.
Amonesta severamente a Narserra sobre los peligros del retorno del antiguo Gran Visir Al fonsur, que conserva más amigos dentro de los resortes de la Administración del Califato que los que serían soportables hasta para una persona sin malicia (circunstancia por fortuna muy escasa en su gobierno y menos en Narserra). Encarece finalmente a Narserra para que exija a sus espías de dentro y fuera del Califato un esfuerzo especial a fin de poder tener a su regreso del viaje una información exhaustiva de la situación del Califato y de los Reinos Cristianos. De este modo, podrá tomar una decisión sobre la oportunidad o no de adelantar la fecha de la campaña que quiere emprender contra los cristianos.
El Califa ha dispuesto que lo acompañe una pequeña escolta, a cuyo frente irá su Mayordomo personal Al-fared Rub al Cabí. Además, en un carromato especial, portarán el olivo enano que le envió el emperador de Cipango. Aunque en palacio hay buenos jardineros, no puede permitir que quede en otras manos que no sean las suyas. Tal es el aprecio que siente por el pequeño árbol.
Si bien los tiempos no son nada tranquilos, no teme ningún percance ni en Saracosta, capital de la Marca Superior ni en la Capital de la Marca Media, Toledo. Lo que no entiende bien, a pesar de que se lo ha explicado Narserra, es qué pinta al frente de la Marca Superior el físico Salomón ben Israel. Su última información de la misma era que el valiente Josemar el Pedrolí, en una arriesgada maniobra de flanco había derrotado completamente a las tropas cristianas, conquistando Saracosta. Ahora el valiente Pedrolí parece ser que ha tenido que dejar el gobierno de la Marca en manos de su lugarteniente Salomón. Narserra le ha dicho que El Pedrolí, acosado por los enrabietados cristianos, cayó desgraciadamente en una trampa puesta por él mismo y cuya existencia y ubicación tenía olvidadas. La lanzada que recibió fue tan profunda que hay muy escasas esperanzas de que se recupere.
Narserra le ha contado también la reyerta que se ha organizado entre todos los generales de la Marca por un complicado problema de espionaje. Al oir hablar de espias ha preguntado directamente a Narserra si no tendría él algo que ver, pero éste se lo ha negado tajantemente, diciendo que, aunque le pareciera mentira, el asunto se le había escapado.
La confusión que reina en la Marca Superior como consecuencia de la pelea entre los generales es enorme. Las alianzas de unos contra otros cambian de día en día y muchos de ellos buscan peligrosamente el auxilio de los cristianos. Narserra le ha asegurado que, con todo esto, puede ser inminente la caida de la Marca. Parece que el Condestable Aznar se está preparando un nuevo jubón de tafetán para festejar la victoria. Por consiguiente, el Califa estará poco tiempo en Saracosta, sólo el imprescindible para dar ánimos al general que esté al mando el día que llegue allí, sea el que sea. Definitivamente, no le gusta nada la tierra que vió nacer a Abd el Roldaní.
Más importante es la segunda parte de su viaje. Visitará a Pujol II en su palacio de Barcelona. Ha mandado un mensajero a Arzallus "Testuz de buey" invitándole a que asista a la reunión con el Conde Pujol II, para ultimar las negociaciones los tres juntos. Pretende firmar con ellos una prórroga del Pacto de no agresión que tienen suscrito, que le permita tener las manos libres frente al Condestable de Valladolid. De este modo, y a la vista de los informes de los espías de Narserra, podrá escoger la mejor fecha para emprender la campaña contra Aznar.
El Califa sonríe al pensar en los obsequios que va a entregar a ambos aliados. Al Conde Pujol le lleva un precioso cofre de caudales hecho de maderas preciosas taraceadas al estilo cordobés, con incrustaciones de esmeraldas. Está seguro de que el ahorrativo noble lo agradecerá, (a la vez que le despreciará íntimamente por el derroche). Había considerado la oportunidad de regalarle uno de los ejemplares de árboles diminutos que le envió como presente el emperador de Cipango, pero conociendo la susceptibilidad de Pujol, ha abandonado esta idea. A Arzallus "Testuz de buey" le lleva un hacha de piedra pulimentada, pues la última vez que se vieron apreció que el hacha que portaba en su morral de piel de conejo era de piedra tallada y, además, estaba bastante gastada. No está seguro de que le vaya a gustar este regalo, pues los montañeses vascones son bastante tradicionales y miran con cierto recelo las novedades. Sin embargo ha decidido arriesgarse, pues ello le permitirá tantear la lealtad de este aliado del que no se fía demasiado. Tampoco le preocupa en exceso su pérdida, pues las montañas están muy lejos de Al Andalus.
Más preocupación le producen las relaciones con el conde Pujol II, al que sí considera un enemigo potencial de cuidado. Sin embargo, la información que le ha proporcionado Narserra sobre ciertos devaneos de Pujol II y de su hijo, el futuro Pujol III, con una barragana de Barcelona conocida como "la Rosa" en los bajos fondos condales, será de una gran ayuda para los intereses del Califa. Éste sabe que Pujol II afirma que no ha habido nada, pero la simple sospecha sugerida en los oidos de la Condesa Marta puede provocarle un grave problema doméstico. Con ello jugará el Califa y está seguro de salir victorioso como siempre.
Ya de regreso a Al Andalus, entrará en la capital de la Marca Media, Toledo, para llamar al orden a Mehmet Beni Bono. Nunca le perdonará el gravísimo error que cometió en la anterior campaña contra los cristianos cuando le sugirió contratar a un famoso general extranjero del país de los francos llamado Baltasar, conocido entre sus hombres como el "garsón", palabra que al decir de sus consejeros significa "muchacho" en el idioma de los francos. ¡"muchacho" y bien pequeño demostró ser el "garsón" que, en los largos meses que estuvo en Sevilla, no logró aprender ni una sola palabra del idioma del Califato! ¡Cómo iba a poder mandar a los esforzados capitanes que colocó bajo su mando si éstos no entendían las órdenes que el "garsón" les daba! Por consiguiente, ha tomado la firme resolución de prohibir que se contraten extranjeros, en especial francos, para dirigir sus ejércitos. Son mejores los andalusíes o los cristianos renegados.
El Califa suspira profundamente. En sus manos un papel en el que está escrito un bello proverbio del emperador del lejano país de Cipango: "Existe una puerta por la que puede entrar la buena o mala suerte; pero sois vosotros quienes tenéis la llave".
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domingo, 14 de marzo de 2010
Las meditaciones del Califa
El Califa andalusí Faisal ibn Gonzalí se encuentra en el Alcázar sevillano. Se siente agotado después de un largo día de trabajo en el que ha recibido en audiencia a varios de los nobles más principales de su corte (los señores de Sevilla, Abu Chavés; Toledo, Mehmet Beni Bono y Badajoz, Abd-el-i-Barra) y ha despachado durante largas horas con su gran Visir, el eunuco cristiano Narserra. Los problemas que le han planteado a lo largo de la jornada lo han abrumado. Por consiguiente, se ha entregado en cuerpo y alma a su pasión secreta: la jardinería.
Mientras arranca unas hierbas que han nacido al lado de los lirios, el Califa recuerda los tiempos ya pasados en que, con el apoyo de su antiguo Gran Visir Al fonsur, al que sus súbditos dieron el apodo de "El victorioso", barrió a todos sus enemigos cristianos. Rememora la campaña en la que ambos, al frente de un gran ejército, sitiaron a las tropas de Adolfo I, Duque de Ávila y Señor de Cebreros y ayudados, por consiguiente, por unos cuantos espías infiltrados en las filas del cristiano (dirigidos por Ordoño Fernández, lo recuerda bien) lograron desarmar a sus hombres y rendirlos sin apenas batalla. Rememora los festejos con que los recibieron de regreso a la corte y la algarabía del pueblo, que cubrió las calles de la capital de rojos capullos de rosa.
¡Buenos tiempos aquellos, ahora por desgracia lejanos! Revive el distanciamiento progresivo que lo separó de Al fonsur. El exceso de poder que éste había llegado a acaparar era una provocación para los demás señores principales de la corte e, incluso, un peligro para su propio reinado. Por consiguiente, se hizo preciso destituirlo. Al fonsur no lo aceptó de buen grado, ni tampoco alguno de sus más próximos colaboradores como el Señor de Badajoz, Abd-el-i-Barra. Pero no cabe duda de que la naturaleza humana es fácilmente adaptable a las nuevas circunstancias y, por consiguiente, la mayor parte de sus generales - en especial Beni Bono, Señor de Toledo - se habían olvidado rápidamente de él.
Aunque le han informado de que Al fonsur está de peregrinación en La Meca, el Califa tiene la certeza de que la larga mano de éste va a hacer que la agitación entre sus notables vuelva en cualquier momento y la sospecha de que alguno de los olvidadizos va a recuperar la memoria.
Algo en su interior no deja de decirle, de modo insistente, que se ha equivocado completamente al designar en el lugar de Al fonsur al renegado Narserra. Los generales no parecen aceptar bien que los mande un eunuco cristiano, y éste además parece que se ha volcado de una manera tan absorbente en la tarea de organizar un sistema de espías para obtener información tanto de enemigos como de amigos, que se ha olvidado de dirigir la organización administrativa del Califato, que languidece bajo su feble pulso.
Le parecen muy lejanos los tiempos en los que bebían en su mano los más importantes señores y nobles cristianos, que imploraban su bendición con el único objeto de obtener para sí la consideración de "segundo hombre más poderoso de la península, después del Califa". Aquí había viajado buscando su respaldo Don Manuel, Arzobispo de Santiago de Compostela y señor de Perbes y Villalba; el conde Pujol II de Barcelona le pagaba cada año el diezmo de sus rentas; Arzallus "Testuz de buey", cabecilla de los montañeses vascones, le había ofrecido su hacha de piedra, en señal de amistad; los banqueros judíos le facilitaban préstamos y a veces se olvidaban de reclamar los intereses...
No alcanza a comprender cómo ha podido cambiar tanto la situación. Don Manuel ha sido desplazado de la escena política cristiana por el insolente Don Aznar, condestable de Valladolid....
Faisal interrumpe sus meditaciones. Sólo con pensar en Aznar ha sentido un profundo desasosiego que le ha conturbado profundamente. No sabe lo que puede ser, pero es evidente que algo de la personalidad del Condestable le produce una fuerte crispación. Quizás sea el labio superior... Los ojos de Faisal reparan en un delicado capullo de lirio que está a punto de abrirse. El goce que le produce su contemplación le hace recuperar la sensación de serenidad. Continúa con su tarea de arrancar malas hierbas (trabajo que le agrada mucho, si bien sólo cuando se trata de jardines).
Los informes que le acaba de entregar Narserra son preocupantes: el antiguo jefe de la guardia de palacio que huyó de Sevilla, Abd-el-Roldaní, no deja de hablar desde la cárcel y la agitación del pueblo provocada por la algarabía incontrolable de los imanes y otros santones del califato, encabezados por Abderramán el Pedrojotí, se está haciendo cada vez más peligrosa. Narserra le ha contado que El Pedrojotí se dirige todos los días al pueblo de Sevilla desde el minarete de la mezquita, acusando al Califa de impío por no respetar los preceptos del Libro Sagrado, advirtiendo a todos la inminencia del castigo divino para el indigno Califa que se ha llegado a jactar en privado de comer carne de cerdo, beber vino y no cumplir el ayuno y que ha tenido la impiedad de usar métodos sacrílegos para acabar con una plaga de ratas infectas que asolaban el califato. ¡Estos santones parecen ignorar que lo importante es conseguir el bienestar para el pueblo y que no siempre se puede lograr éste siguiendo las indicaciones del Libro! Los espías de Narserra le han hecho llegar la favorable acogida que tienen las prédicas del Imán entre la plebe y el temor, cada vez más fundado, de que se produzca una algarada en la capital. También le han informado de que el mensaje de El Pedrojotí está siendo reproducido por muchos otros imanes por todo Al Andalus. Le han facilitado, en concreto, algunos otros nombres de imanes notables, como los dos Herreríes, que propagan el mensaje de condenación para el Califa.
Faisal termina de arrancar las malas hierbas y concentra su atención en un olivo diminuto que acaba de recibir como obsequio del lejano emperador de Cipango, que conocedor de su afición por la jardinería, le ha enviado algunos extrañísimos árboles enanos. Tras la sorpresa inicial que le ha producido su contemplación, ha comenzado a admirar su delicada belleza y en estos momentos se siente absolutamente entusiasmado. Por consiguiente, ha decidido pedir al emperador de Cipango que le mande otros ejemplares.
Cada vez le pesa más el tributo que tiene que pagar al Conde Pujol II de Barcelona. El descaro con que éste le impone nuevas exigencias, le exaspera profundamente. Arzallus "Testuz de buey", cabecilla de los montañeses vascones, está cada vez más incómodo y Faisal teme que, en cualquier momento, le exija la devolución de su hacha de piedra. Faisal es conocedor de las maniobras que el Condestable de Valladolid está intentando para conseguir volver a ambos señores a su bando...
Faisal desiste de continuar trabajando en el jardín. Los pensamientos que le asaltan son cada vez más oscuros y no le proporcionan la serenidad suficiente para tratar como se merece al olivo enano del lejano Cipango. Ya está anocheciendo y pronto tendrá que prepararse para recibir en el Salón de las Aspas a una representación de los jueces de la Corte, que le han solicitado una audiencia urgente. ¡Definitivamente, no parece que sea éste un buen día!
Mientras arranca unas hierbas que han nacido al lado de los lirios, el Califa recuerda los tiempos ya pasados en que, con el apoyo de su antiguo Gran Visir Al fonsur, al que sus súbditos dieron el apodo de "El victorioso", barrió a todos sus enemigos cristianos. Rememora la campaña en la que ambos, al frente de un gran ejército, sitiaron a las tropas de Adolfo I, Duque de Ávila y Señor de Cebreros y ayudados, por consiguiente, por unos cuantos espías infiltrados en las filas del cristiano (dirigidos por Ordoño Fernández, lo recuerda bien) lograron desarmar a sus hombres y rendirlos sin apenas batalla. Rememora los festejos con que los recibieron de regreso a la corte y la algarabía del pueblo, que cubrió las calles de la capital de rojos capullos de rosa.
¡Buenos tiempos aquellos, ahora por desgracia lejanos! Revive el distanciamiento progresivo que lo separó de Al fonsur. El exceso de poder que éste había llegado a acaparar era una provocación para los demás señores principales de la corte e, incluso, un peligro para su propio reinado. Por consiguiente, se hizo preciso destituirlo. Al fonsur no lo aceptó de buen grado, ni tampoco alguno de sus más próximos colaboradores como el Señor de Badajoz, Abd-el-i-Barra. Pero no cabe duda de que la naturaleza humana es fácilmente adaptable a las nuevas circunstancias y, por consiguiente, la mayor parte de sus generales - en especial Beni Bono, Señor de Toledo - se habían olvidado rápidamente de él.
Aunque le han informado de que Al fonsur está de peregrinación en La Meca, el Califa tiene la certeza de que la larga mano de éste va a hacer que la agitación entre sus notables vuelva en cualquier momento y la sospecha de que alguno de los olvidadizos va a recuperar la memoria.
Algo en su interior no deja de decirle, de modo insistente, que se ha equivocado completamente al designar en el lugar de Al fonsur al renegado Narserra. Los generales no parecen aceptar bien que los mande un eunuco cristiano, y éste además parece que se ha volcado de una manera tan absorbente en la tarea de organizar un sistema de espías para obtener información tanto de enemigos como de amigos, que se ha olvidado de dirigir la organización administrativa del Califato, que languidece bajo su feble pulso.
Le parecen muy lejanos los tiempos en los que bebían en su mano los más importantes señores y nobles cristianos, que imploraban su bendición con el único objeto de obtener para sí la consideración de "segundo hombre más poderoso de la península, después del Califa". Aquí había viajado buscando su respaldo Don Manuel, Arzobispo de Santiago de Compostela y señor de Perbes y Villalba; el conde Pujol II de Barcelona le pagaba cada año el diezmo de sus rentas; Arzallus "Testuz de buey", cabecilla de los montañeses vascones, le había ofrecido su hacha de piedra, en señal de amistad; los banqueros judíos le facilitaban préstamos y a veces se olvidaban de reclamar los intereses...
No alcanza a comprender cómo ha podido cambiar tanto la situación. Don Manuel ha sido desplazado de la escena política cristiana por el insolente Don Aznar, condestable de Valladolid....
Faisal interrumpe sus meditaciones. Sólo con pensar en Aznar ha sentido un profundo desasosiego que le ha conturbado profundamente. No sabe lo que puede ser, pero es evidente que algo de la personalidad del Condestable le produce una fuerte crispación. Quizás sea el labio superior... Los ojos de Faisal reparan en un delicado capullo de lirio que está a punto de abrirse. El goce que le produce su contemplación le hace recuperar la sensación de serenidad. Continúa con su tarea de arrancar malas hierbas (trabajo que le agrada mucho, si bien sólo cuando se trata de jardines).
Los informes que le acaba de entregar Narserra son preocupantes: el antiguo jefe de la guardia de palacio que huyó de Sevilla, Abd-el-Roldaní, no deja de hablar desde la cárcel y la agitación del pueblo provocada por la algarabía incontrolable de los imanes y otros santones del califato, encabezados por Abderramán el Pedrojotí, se está haciendo cada vez más peligrosa. Narserra le ha contado que El Pedrojotí se dirige todos los días al pueblo de Sevilla desde el minarete de la mezquita, acusando al Califa de impío por no respetar los preceptos del Libro Sagrado, advirtiendo a todos la inminencia del castigo divino para el indigno Califa que se ha llegado a jactar en privado de comer carne de cerdo, beber vino y no cumplir el ayuno y que ha tenido la impiedad de usar métodos sacrílegos para acabar con una plaga de ratas infectas que asolaban el califato. ¡Estos santones parecen ignorar que lo importante es conseguir el bienestar para el pueblo y que no siempre se puede lograr éste siguiendo las indicaciones del Libro! Los espías de Narserra le han hecho llegar la favorable acogida que tienen las prédicas del Imán entre la plebe y el temor, cada vez más fundado, de que se produzca una algarada en la capital. También le han informado de que el mensaje de El Pedrojotí está siendo reproducido por muchos otros imanes por todo Al Andalus. Le han facilitado, en concreto, algunos otros nombres de imanes notables, como los dos Herreríes, que propagan el mensaje de condenación para el Califa.
Faisal termina de arrancar las malas hierbas y concentra su atención en un olivo diminuto que acaba de recibir como obsequio del lejano emperador de Cipango, que conocedor de su afición por la jardinería, le ha enviado algunos extrañísimos árboles enanos. Tras la sorpresa inicial que le ha producido su contemplación, ha comenzado a admirar su delicada belleza y en estos momentos se siente absolutamente entusiasmado. Por consiguiente, ha decidido pedir al emperador de Cipango que le mande otros ejemplares.
Cada vez le pesa más el tributo que tiene que pagar al Conde Pujol II de Barcelona. El descaro con que éste le impone nuevas exigencias, le exaspera profundamente. Arzallus "Testuz de buey", cabecilla de los montañeses vascones, está cada vez más incómodo y Faisal teme que, en cualquier momento, le exija la devolución de su hacha de piedra. Faisal es conocedor de las maniobras que el Condestable de Valladolid está intentando para conseguir volver a ambos señores a su bando...
Faisal desiste de continuar trabajando en el jardín. Los pensamientos que le asaltan son cada vez más oscuros y no le proporcionan la serenidad suficiente para tratar como se merece al olivo enano del lejano Cipango. Ya está anocheciendo y pronto tendrá que prepararse para recibir en el Salón de las Aspas a una representación de los jueces de la Corte, que le han solicitado una audiencia urgente. ¡Definitivamente, no parece que sea éste un buen día!
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miércoles, 10 de marzo de 2010
El humor de la virtud
Decía George Bernard Shaw que "toda tarea intelectual es esencialmente humorística". Detrás de la brillantez y ligereza de esta frase se esconde, en realidad, una idea de enorme profundidad: el sentido crítico es consustancial al ejercicio de la inteligencia (como puso de manifiesto Descartes al formular la primera regla del método: "No admitir jamás como verdadera cosa alguna sin conocer con evidencia que lo es") y, a su vez, el humor, en cualquiera de sus variantes es inseparable de aquél.
El humor es según Savater, la forma primaria que adopta el discurso que denuncia las contradicciones de lo real. Podrían distinguirse dos importantes variantes: el humor revolucionario y subversivo y el humor defensivo del orden. Pero, como concluye el mismo autor, ambas formas de humor son socavadoras de lo reinante pues el mismo humor reaccionario denuncia, al denunciar la negación, lo mismo que la negación denuncia, esto es, la presencia de una contradicción.
Por otra parte, el humor es una disposición subjetiva frente a uno mismo, frente al mundo y la vida. En definitiva, afirma Hegel que es un indicio evidente de que poseemos criterio, en la medida en que nos muestra que sabemos comprender las leyes del contraste y acertamos a darnos cuenta de ello. A tales fines, utiliza recursos muy diversos: la ironía, la sátira, el aforismo, la paradoja, la parábola...
Puede mostrarse como paradigma del humor en el ejercicio intelectual el conocidísimo inicio del Discurso del Método de R. Descartes:"El buen sentido (o razón) es la cosa que mejor repartida está en el mundo, pues todos juzgan que poseen tan buena provisión de él que aun los más difíciles de contentar en otras materias no suelen apetecer más del que ya tienen."
Tan difícil es concebir la razón sin el humor como la virtud sin el rubor, pues ambos son el color natural de una y otra.
Del mismo modo que la inteligencia no se limita a recoger pasivamente la realidad tal como se muestra, sino que la compara con un patrón interior, que le da sentido, pone cada cosa en su lugar, de modo que se patentizan los contrastes y las ausencias haciendo surgir la risa, el rubor pone de manifiesto la existencia de un patrón moral: el que se ruboriza posee un modelo ético y lo pone en ejercicio, muestra en definitiva sensibilidad moral. Podemos decir por ello que el rubor es el humor de la virtud.
Estrechemos pues los lazos del rubor y el humor. Ambos son efectos inmediatos de los dos grandes ámbitos vitales del ser humano: el moral y el intelectual. Las interrelaciones son evidentes. Podemos por ello pensar que es natural que cuando confrontamos la realidad con nuestros patrones interiores, realizamos una función compleja en la que introducimos parámetros morales y racionales de modo que humor y rubor se combinan.
Es de todos sabido que el virtuoso Julio César, acosado al pie de una estatua en el Foro por los puñales de sus amigos, descubre entre sus rostros el de Marco J. Bruto, su ahijado, y tras exclamar "tú también, hijo mío", deja caer los brazos y ya no se defiende más.
A la Historia le gustan las repeticiones. Veinte siglos después, en un lugar del extremo oeste europeo, la virtud es atacada por los etéreos e invisibles puñales de algunos de sus públicos servidores. Entre ellos atisba la presencia de un hombre al que tenía por solemne- quizás el hombre más solemne de su tierra- y por rojo y feminista -quizá el hombre más rojo y feminista de su tierra- y, como tal, por su ahijado. Tras exclamar: "te conocerán como el superlativo también por tus defectos, hijo mío", la virtud deja caer los brazos y se marcha al exilio.
"Cuando era joven, me olvidé de reir. Más tarde, cuando abrí los ojos y ví la realidad, empezé a reir y no he parado desde entonces" (S. Kierkegaard)
El humor es según Savater, la forma primaria que adopta el discurso que denuncia las contradicciones de lo real. Podrían distinguirse dos importantes variantes: el humor revolucionario y subversivo y el humor defensivo del orden. Pero, como concluye el mismo autor, ambas formas de humor son socavadoras de lo reinante pues el mismo humor reaccionario denuncia, al denunciar la negación, lo mismo que la negación denuncia, esto es, la presencia de una contradicción.
Por otra parte, el humor es una disposición subjetiva frente a uno mismo, frente al mundo y la vida. En definitiva, afirma Hegel que es un indicio evidente de que poseemos criterio, en la medida en que nos muestra que sabemos comprender las leyes del contraste y acertamos a darnos cuenta de ello. A tales fines, utiliza recursos muy diversos: la ironía, la sátira, el aforismo, la paradoja, la parábola...
Puede mostrarse como paradigma del humor en el ejercicio intelectual el conocidísimo inicio del Discurso del Método de R. Descartes:"El buen sentido (o razón) es la cosa que mejor repartida está en el mundo, pues todos juzgan que poseen tan buena provisión de él que aun los más difíciles de contentar en otras materias no suelen apetecer más del que ya tienen."
Tan difícil es concebir la razón sin el humor como la virtud sin el rubor, pues ambos son el color natural de una y otra.
Del mismo modo que la inteligencia no se limita a recoger pasivamente la realidad tal como se muestra, sino que la compara con un patrón interior, que le da sentido, pone cada cosa en su lugar, de modo que se patentizan los contrastes y las ausencias haciendo surgir la risa, el rubor pone de manifiesto la existencia de un patrón moral: el que se ruboriza posee un modelo ético y lo pone en ejercicio, muestra en definitiva sensibilidad moral. Podemos decir por ello que el rubor es el humor de la virtud.
Estrechemos pues los lazos del rubor y el humor. Ambos son efectos inmediatos de los dos grandes ámbitos vitales del ser humano: el moral y el intelectual. Las interrelaciones son evidentes. Podemos por ello pensar que es natural que cuando confrontamos la realidad con nuestros patrones interiores, realizamos una función compleja en la que introducimos parámetros morales y racionales de modo que humor y rubor se combinan.
Es de todos sabido que el virtuoso Julio César, acosado al pie de una estatua en el Foro por los puñales de sus amigos, descubre entre sus rostros el de Marco J. Bruto, su ahijado, y tras exclamar "tú también, hijo mío", deja caer los brazos y ya no se defiende más.
A la Historia le gustan las repeticiones. Veinte siglos después, en un lugar del extremo oeste europeo, la virtud es atacada por los etéreos e invisibles puñales de algunos de sus públicos servidores. Entre ellos atisba la presencia de un hombre al que tenía por solemne- quizás el hombre más solemne de su tierra- y por rojo y feminista -quizá el hombre más rojo y feminista de su tierra- y, como tal, por su ahijado. Tras exclamar: "te conocerán como el superlativo también por tus defectos, hijo mío", la virtud deja caer los brazos y se marcha al exilio.
"Cuando era joven, me olvidé de reir. Más tarde, cuando abrí los ojos y ví la realidad, empezé a reir y no he parado desde entonces" (S. Kierkegaard)
viernes, 5 de marzo de 2010
La importancia de la sátira
"La ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse." (J. Swift)
Las personas que dedican sus energías y su inteligencia al servicio de sus conciudadanos a través de la práctica del noble arte de la política reciben, como contraprestación a su esfuerzo, un hermoso regalo de la sociedad: el poder de modelar las condiciones que han de regir la vida de todos, según su particular criterio.
Sin embargo, los ciudadanos no debemos conformarnos con la mera contemplación pasiva del ejercicio por nuestros políticos de su "intensa pasión de servicio". Les hemos dado el regalo del poder, pero tenemos el derecho de someter a crítica su ejercicio y exigirles, en su caso, responsabilidades.
Una de las más antiguas formas de crítica es la sátira, en la que se usa el sarcasmo, la ironía y el ridículo para poner de manifiesto el vicio, la tontería, las injusticias o los males de toda especie.
Es evidente que la acción pública de nuestros dirigentes justifica en muchas ocasiones, y por desgracia, criticas muy ácidas. Sin embargo, es mi convicción que la crítica, por muy dura que deba ser, no puede dejar de lado alguna forma de humor. Con esa intención he creado esta página que espero que algunos compartan conmigo.
Nada mejor que concluir esta presentación con otro gran escritor satírico, Lichtenberg:
"A menudo se reprocha a los poderosos que hubieran podido hacer mucho bien y no lo han hecho. Ellos podrían responder: Imagináos el mal que hubiéramos podido hacer y no hemos hecho".
Las personas que dedican sus energías y su inteligencia al servicio de sus conciudadanos a través de la práctica del noble arte de la política reciben, como contraprestación a su esfuerzo, un hermoso regalo de la sociedad: el poder de modelar las condiciones que han de regir la vida de todos, según su particular criterio.
Sin embargo, los ciudadanos no debemos conformarnos con la mera contemplación pasiva del ejercicio por nuestros políticos de su "intensa pasión de servicio". Les hemos dado el regalo del poder, pero tenemos el derecho de someter a crítica su ejercicio y exigirles, en su caso, responsabilidades.
Una de las más antiguas formas de crítica es la sátira, en la que se usa el sarcasmo, la ironía y el ridículo para poner de manifiesto el vicio, la tontería, las injusticias o los males de toda especie.
Es evidente que la acción pública de nuestros dirigentes justifica en muchas ocasiones, y por desgracia, criticas muy ácidas. Sin embargo, es mi convicción que la crítica, por muy dura que deba ser, no puede dejar de lado alguna forma de humor. Con esa intención he creado esta página que espero que algunos compartan conmigo.
Nada mejor que concluir esta presentación con otro gran escritor satírico, Lichtenberg:
"A menudo se reprocha a los poderosos que hubieran podido hacer mucho bien y no lo han hecho. Ellos podrían responder: Imagináos el mal que hubiéramos podido hacer y no hemos hecho".
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