miércoles, 1 de marzo de 2017

De la brevedad de la vida. Los primeros Reyes de la Reconquista



Llegando a la Reconquista,
me ponga como me ponga,
toca hablar de Covadonga,
aunque al deber me resista.
Escribió un viejo cronista
que el noble Rey Don Pelayo,
montado en caballo bayo,
acabó con la gentuza
del moro emir Ben Munuza
allá por un mes de mayo.

De otros monarcas astures
sé de cierto más bien poco,
y esto digo sin sofoco
aunque tú me lo censures.
Porque perdón me procures,
y por salir más airoso,
y porque soy puntilloso,
sé de dos nombre de pila,
uno Alfonso otro Favila,
que tuvo morir tortuoso

Aunque el dato sea amargo,
en los tiempos del Medievo
nadie llegaba a longevo
ni su reinado era largo.
Son notables, sin embargo,
las permanentes gestiones
que fornidos hombretones
pretendientes de los feudos
hacían ante sus deudos
para excitar sucesiones

De entre las muertes Reales,
muchas por lides guerreras,
y algunas, por borracheras,
o en comilonas letales.
Muertes hubo muy carnales,
bien con dama o con mucama,
mas siempre con melodrama,
muertes a esgrima de espada,
otras en sucia celada,
nunca en cama y con pijama

Narran los viejos Anales
las andanzas de la Parca,
firmando a cada Monarca
serias bajas laborales
Mas de todos los finales,
para mí el más escabroso,
tan grimoso y cavernoso
que contarlo me horripila,
fue el deceso de Favila
que palmó por garras de oso


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