Llegando
a la Reconquista,
me
ponga como me ponga,
toca
hablar de Covadonga,
aunque
al deber me resista.
Escribió
un viejo cronista
que
el noble Rey Don Pelayo,
montado
en caballo bayo,
acabó
con la gentuza
del
moro emir Ben Munuza
allá
por un mes de mayo.
De
otros monarcas astures
sé
de cierto más bien poco,
y
esto digo sin sofoco
aunque
tú me lo censures.
Porque
perdón me procures,
y
por salir más airoso,
y
porque soy puntilloso,
sé
de dos nombre de pila,
uno
Alfonso otro Favila,
que
tuvo morir tortuoso
Aunque
el dato sea amargo,
en
los tiempos del Medievo
nadie
llegaba a longevo
ni
su reinado era largo.
Son
notables, sin embargo,
las
permanentes gestiones
que
fornidos hombretones
pretendientes
de los feudos
hacían
ante sus deudos
para
excitar sucesiones
De
entre las muertes Reales,
muchas
por lides guerreras,
y
algunas, por borracheras,
o
en comilonas letales.
Muertes
hubo muy carnales,
bien
con dama o con mucama,
mas
siempre con melodrama,
muertes
a esgrima de espada,
otras
en sucia celada,
nunca
en cama y con pijama
Narran
los viejos Anales
las
andanzas de la Parca,
firmando
a cada Monarca
serias
bajas laborales
Mas
de todos los finales,
para
mí el más escabroso,
tan
grimoso y cavernoso
que
contarlo me horripila,
fue
el deceso de Favila
que
palmó por garras de oso
No hay comentarios:
Publicar un comentario