viernes, 30 de abril de 2010

Te recuerdo, Pepe

(Para leer con la música de "Te recuerdo Amanda", de Víctor Jara)



Te recuerdo, Pepe
el gesto enojado,
diciendo muy airado
la culpa de todo la tiene el Pepé

Las malas encuestas,
la crisis eterna
no importaba nada,
ibas a atizarle al Pepé.
al Pepé, al Pepé, al Pepé, al Pepé.
Son cinco minutos. Arréale estopa en cinco minutos.
La luz que se enciende. Se emite en “direto”
y tú perorando expresas “concetos”,
los cinco minutos te hacen florecer.

Te recuerdo, Pepe
los ojos cerrados,
diciendo enfadado
la culpa de todo la tiene el Pepé

Ministras de cuota,
broncas de Bruselas
no importaba nada,
ibas a atizarle al Pepé
Al Pepé, al Pepé, al Pepé, al Pepé
que causó la crisis,
que provocó el paro. Que hizo la guerra...
Y en cinco minutos reiteras “concetos”:
son todos "inetos", "infetos" y "ayetos"
Leire ven y aprende a arrearle al Pepé.

Te recuerdo, Blanco
el labio apretado
diciendo indignado
la culpa de todo la tiene el Pepé

martes, 27 de abril de 2010

Los deberes de Felipe




Felipe se encuentra en el cuarto de estar de su residencia, sentado cómodamente en su sillón de orejas favorito. Ha encendido la televisión animado por la expectativa de presenciar un programa especial sobre Jacques Brel. Hace mucho tiempo ya que no disfruta de tranquilidad suficiente para poderse permitir ver la tele un rato, porque los problemas judiciales se acumulan... Pero hoy ha decidido hacer el esfuerzo de evadirse de ellos durante dos horas. Las canciones de Brel justifican sobradamente este exceso. “Ne me quitte pas” ocupa un lugar importante en el alma de una persona adulta que, por un momento, comienza a volver a su juventud.

Sobre sus rodillas una carpeta y un papel en blanco. En su mano, un lápiz: Felipe intenta recordar una poesía que comenzó a escribir en su adolescencia y que quedó inacabada, como tantas otras cosas.

Suena lira de mudas gentes boca

refugio de soñadores, donosa

murmullo silente en el alma posa

viento cálido de la noche, toca”


Felipe se siente inundado de una extraña melancolía. Recuerda sus quince años y las muchas noches que se sentó ante su pequeño escritorio escuchando a Brel en el tocadiscos, con el alma llena de poesías que, desgraciadamente, no llegaron a aflorar en el papel. Esos sueños quedaron atrás, pero ahora, por un extraño sortilegio, comienzan a volver a él.

María, su hija pequeña, entra en ese momento en la habitación. Lleva en su mano un papel y un lápiz. Se dirige a él, diciendo con zalamerías:

Hola Papi!, ¿me puedes ayudar? Tengo un problema que no sé resolver. Tengo que despejar la incógnita de X”.

Felipe, con el mando a distancia en la mano (en ese mismo momento estaba subiendo el volumen para escuchar mejor los comentarios de Carlos Tena y Joaquín Luqui), pega un bote y se incorpora muy alterado.

"Hija mía, ¿qué es lo que dices de equis?”

María, con tono didáctico, se dirige a su padre:

“¡Mira Papi, la señorita Mercedes nos ha puesto deberes para casa. Y hay un problema de “mates” que no sé resolver!”

Felipe sigue tenso. María continúa:

"El problema consiste en despejar la incógnita de X”.

María enseña a su padre una hoja arrugada. En ella está escrito el siguiente problema:

2 = 3 - X

Felipe resopla. La inocente pregunta de la niña le ha causado una fuerte alteración. Además las matemáticas no han sido nunca su fuerte.

Por fortuna, sus grandes resortes dialécticos le permitirán salir del paso hasta que su hija se canse de preguntarle. ¡También es mala suerte que Carmen, que sabe de estas cosas, tengo hoy una reunión en Cádiz con los compañeros de la Provincial!

Felipe se dirige a su hija.

-“ La X es una de las siglas del abecedario. Por consiguiente, existe una inicial contradicción en sus propios términos entre los dos aspectos del problema que has presentado a mi consideración. Tenemos, por una parte, dos números, el 2 y el 3, y por otra parte una letra, la X, y la cuestión consiste en determinar si hay posibilidad de establecer algún tipo de relación o implicación, alguna suerte de conexión o correlato entre el 2 y el 3 y la X. Por consiguiente...

María se empieza a impacientar. Conoce a su padre y se da cuenta de que tiene para rato. Por ello, decide interrumpirle.

"Pero Papi, ¿sabes qué es X o no?


Felipe se incomoda. Además, no le gusta nada que lo interrumpan en sus argumentaciones.

“Como te decía, María, existe una anastomosis aparente entre los dos aspectos del problema. Por otra parte, la X es una de las letras más escasamente utilizadas en el alfabeto español. Por consiguiente, ...

María percibe claramente que tiene para mucho rato con su padre. Y tiene prisa porque hoy le toca clase de ballet.

En ese momento entra en la habitación Enriqueta, empleada de la limpieza, que se dirige a Felipe:

"Don Felipe, permita que le retire el cenicero, que lo tiene lleno de colillas de puro. Le dejo este otro que acabo de limpiar”.

Enriqueta repara en María y se dirige a ella con cariño:

“¡Hola preciosa!, ¿qué estás haciendo?”

María contesta:

"Enriqueta, estoy haciendo “mates” con mi papi. Pero me parece que no sabe resolverme la incógnita. ¡Habla y habla, pero no entiendo lo que me dice!”

Enriqueta suspira:

- “Déjame ver si te puedo ayudar”

Felipe se desentiende del problema. Frustrado porque se le ha estropeado la velada, empieza a leer “El País de las Tentaciones”.

Enriqueta –que es maestra en paro y se ha dedicado a la limpieza de hogares para sacarse unas pesetas mientras logra sacar la oposición- analiza el problema que le muestra la pequeña María y afirma con displicencia:

-“ La solución es fácil. Debes pasar la X al otro lado de la ecuación, con signo distinto. Si está con signo menos, has de cambiarla al otro lado con signo más:

2 + X = 3

A continuación debes dejar la X sola, pasando el 2 al otro lado con signo menos:

X = 3 – 2

La solución es evidente. X es igual a 1”

María sonríe con cierta malicia. Se dirige a su padre, que sigue leyendo “El País de las Tentaciones”, y le dice:

- "¡Papi, ya he despejado la incógnita con la ayuda de Enriqueta!,

¡X es Uno!”


Felipe da un nuevo respingo. No le gustan nada los problemas de matemáticas que le ponen a su hija en el colegio. ¡Tendrá que hablar con Narcis para que averigüe las inclinaciones políticas de la profesora de su hija!

viernes, 23 de abril de 2010

Con permiso de Melitón González



Pablo Parellada y Molas «Melitón González» y «Pancho y Mendrugo» (Valls, Tarragona, 1855 - Zaragoza, 1944). Comediógrafo, novelista, escritor satírico y dibujante de humor. Militar de carrera, en el arma de Ingenieros, fue profesor de la Academia General Militar. Dejó para la posteridad, entre otras joyas, esta "perla":




El Coronel Sabirón
Pimentel de Bustamante
fue Ingeniero Comandante
de la plaza de Gijón;
y faltando alojamiento
proyectó el tal Coronel
de nueva planta un cuartel
para todo un regimiento.
El proyecto concluido
según el reglamentario,
por el conducto ordinario
a Madrid fue dirigido
a la Real aprobación;
y esperando honra y provecho
quedóse tan satisfecho
el Coronel Sabirón.
Ya llegado al Ministerio
el proyecto de cuartel,
lo informa otro Coronel
de diferente criterio:
el Coronel Palareas,
el cual es de otra opinión
distinta de Sabirón
en cuestión de chimeneas;
y tiene como verdad
que las redondas no valen,
pues las ondas de humo salen
con poca velocidad.
Y le convence a cualquiera,
científicamente, así:
«equis igual a raíz de pi
por raíz de escorzonera».
E informa que es procedente
que, de orden superior,
pase el proyecto a su autor
con la coleta siguiente:
«Sírvase Usía variar
las chimeneas de forma,
debiendo tener por norma
el volverlas a trazar:
que en las que son muy usadas,
como en cuarteles y fondas,
son muy malas las redondas
y excelentes las cuadradas
para que salga al momento,
sin dificultad, el humo.
De Real Orden se lo emplumo
Para su conocimiento».
Mas cambia la situación
y, de orden de Su Excelencia,
Palareas va a Valencia
y a Madrid va Sabirón.
Ya en Valencia, Palareas
también proyecta un cuartel
y (está claro) pone en él
cuadradas las chimeneas;
lo manda a la aprobación,
y se viene el caso a dar
que lo tiene que informar
el Coronel Sabirón:
el cual, por las derivadas
y por trigonometría,
demuestra la teoría
de que, si se hacen cuadradas,
no tiene el humo buen paso
y se obstruye pronto el tubo:
porque «bé elevado al cubo
es igual a cé elevado al vaso».
E informa que es procedente
que, de orden superior,
vuelva el proyecto a su autor
con la coleta siguiente:
«Sírvase variar Usía
la forma de chimenea,
y basarse en las ideas
admitidas hoy en día:
según las cuales, las ondas
del humo son evacuadas
muy mal, cuando son cuadradas
y muy bien, si son redondas.
De Real Orden se lo planto
para el consiguiente efecto».
Viendo tales discusiones
entre uno y otro señor,
el Capitán profesor
que explicaba Construcciones,
gramático pardo viejo
y mentor de adolescentes,
a los futuros Tenientes
dio este prudente consejo:
«Al proyectar chimeneas,
primero se indagará
si en el Ministerio está
Sabirón, o Palareas;
y se pondrán dibujadas,
para que no tengan pero,
redondas, si está el primero;
si está el segundo, cuadradas.
En cuestiones de criterio
huelga toda discusión:
siempre tiene la razón
el que está en el Ministerio».

Las cada vez más frecuentes discusiones entre las Vicepresidentas De la Vega y Salgado, cuya mala relación es evidente, vistas al estilo del ilustre "Melitón González".



Viendo tales discusiones
entre ambas ministrillas,
un avispado “plumilla”
que cubría informaciones
de la sección Nacional
de muy principal diario,
a un periodista becario
dio consejo editorial:
Al escribir redacciones
primero se indagará
qué Ministerio nos da
las mayores subvenciones.
Y se pondrá en resaltado
muy favorable opinión
a la grande abnegación
de la Ministra Salgado,
si la congrua subvención
viene de su Ministerio:
“Hace un trabajo muy serio,
con tino y preparación”.
Mas si la munificencia
se propaga generosa
de la Vice más “modosa”,
prevalece Presidencia.
Y la Salgado será
criticada con largura:
“La eurozona nos apura,
y la Bolsa se hundirá”.

En cuestiones de criterio
huelga toda discusión:
quien da menor subvención
se merece el vituperio

lunes, 19 de abril de 2010

La separación de poderes



Reflexiones tras la contemplación del estado del monumento a la Constitución española de 1978 ubicado en el zaragozano Paseo de la Constitución.


Todos los regímenes políticos están estructurados en un conjunto de órganos de poder, cada uno de los cuales desarrolla de forma más o menos específica una función. Podemos decir que el más elemental criterio organizativo impone la división del trabajo, pero las democracias liberales han llegado más lejos: sus instituciones políticas se estructuran bajo el principio de la separación de poderes.

Expliquémoslo brevemente: en el Estado existen varias funciones, cada una de las cuales se ejerce separadamente por un órgano. Cada uno de éstos y su función correspondiente reciben la denominación de "poder": legislativo (el Parlamento, encargado de hacer las leyes), ejecutivo (el Gobierno, encargado de aplicar las Leyes) y judicial (los Jueces y Tribunales que dirimen los litigios derivados de la aplicación de las Leyes).

Ello no quiere decir, sin embargo, que no existan algunos vasos comunicantes entre todos ellos, pues es exigido por un elemental principio de coordinación. Sin embargo, el factor determinante de la configuración de los mismos es la independencia, que permite un juego de controles que evita o atenúa una tendencia constante en todo régimen político cual es la progresiva concentración del poder por los gobernantes.

De modo gráfico podríamos decir que, si pensamos en el Estado como un ser humano, el poder legislativo sería su razón, el poder ejecutivo, sus manos y pies y el poder judicial, su conciencia. De este modo, la razón dicta normas de conducta que son puestas en práctica por las manos y pies. La conciencia nos permite valorar las consecuencias de tales acciones y la necesidad, en su caso de eventuales correcciones o matizaciones en las normas.

La Constitución Española de 1978 ha alumbrado un Estado social y democrático de Derecho, uno de cuyos ejes rectores es este principio de la separación de poderes.

Un paseo matutino por el centro de Zaragoza me hizo reparar en el monumento a la Constitución instalado en el entronque del Paseo de la Constitución con la Plaza de Paraíso. Tal monumento está formado por tres grandes pirámides de acero inoxidable y una esfera del mismo material. Podemos pensar que la esfera representa el poder constituyente, la soberanía popular. Por otra parte, parece evidente que las tres pirámides representan a los tres poderes del Estado. Centrémonos en ellas: Las tres tienen las mismas dimensiones, si bien hay algunas características que las hacen diferir. En concreto, dos están abolladas y sin lustre. La tercera, por el contrario, presenta una superficie tersa y brillante. ¿Es esto fruto de una decisión consciente del escultor o, por el contrario, es consecuencia del azar o la desidia?

Haciendo memoria, creo recordar haber leido, tiempo ha, un corto en el periódico en el que el autor de la obra se quejaba amargamente del trato dado por el Ayuntamiento de Zaragoza a sus pirámides y exigía que se tomaran todas las medidas para que las tres quedaran igual de lisas y refulgentes. Es de desear que el debido respeto a la creación artística dé lugar a una completa satisfacción de las cuitas del artista.

Sin embargo, podemos contemplar esta cuestión desde una diferente perspectiva, siguiendo la idea del escritor italiano Arturo Graf, quien señaló que "en cierto modo, el arte es una crítica de la realidad". Tomemos, aunque sólo sea por un momento esta obra artística maltratada por la desidia de algunos y, con permiso de su autor, imaginémosla como una crítica de la realidad española:

La evolución de los acontecimientos en los últimos años ha permitido un enorme robustecimiento del poder ejecutivo, que se acompaña de una progresiva difuminación del legislativo - basta recordar las informaciones que transmiten incesantemente la idea de que el Gobierno, en Consejo de Ministros, aprueba las Leyes, tras lo cual sólo queda por cumplir "el trámite parlamentario"(sic) - y una constante agresión a la independencia del poder judicial. La identificación de las tres pirámides es obvia.

Por otra parte, la bola que representa al poder constituyente queda semioculta y ahogada entre los tres poderes constituídos.

Someto a la reflexión del amable lector que haya sido capaz de llegar a este punto de mi discurso las siguientes preguntas: ¿hemos de dejar las pirámides en su actual estado por corresponderse plenamente con la situación que padecemos, como testimonio de la misma?, ¿hemos de encargar a la brigadilla de obras del Ayuntamiento que abolle la pirámide del Ejecutivo y esparza por ella un carro de estiércol?, ¿consideramos oportuno que la misma brigadilla quite alguno de los golpes y melladuras que adornan la pirámide del poder judicial?, ¿hemos de elevar rogativas para que el poder legislativo recupere su pulso como motor del Estado de Derecho, en cuanto sede de la soberanía de todos los ciudadanos?, ¿conseguiremos el debido equilibrio entre las tres pirámides, de modo que todas ellas se muestren a nuestra contemplación con un brillo razonable y prácticamente desprovistas de "abolladuras"?, ¿resplandecerá por fin sobre las tres pirámides el brillo de la esfera que representa la soberanía de los ciudadanos?


En vuestras manos dejo la respuesta



jueves, 15 de abril de 2010

Las desgracias del Califa


El Califa andalusí Faisal ibn Gonzalí se siente muy irritado. Por si fueran pocos sus problemas con las acusaciones de Abd-el-Roldaní y los ataques continuos de Abderramán el Pedrojotí y otros Imanes principales que lo acusan de impío, acaba de llegar al Alcázar de Sevilla una paloma mensajera procedente de Bagdad, sede principal de la Unión de Califatos (llamada antes Comunidad Mediterránea de Mercaderes - C.M.M. -) y la misiva que portaba en su pata izquierda le ha causado una enorme contrariedad. En ella (en la misiva, no en la pata), el Vicevisir de Asuntos relacionados con los Califatos del Suroeste le ha informado de que, por razón de las complejas normas vigentes desde que se aprobó el Tratado de la Unión, el Parlamento Califal (órgano de la Unión formado por 500 miembros, asistidos de 5500 servidores y cuyas funciones están todavía en proceso de definición) va a ser trasladado en camellos desde Bagdad a Damasco, al objeto de celebrar sus sesiones ordinarias justo la semana que viene. La consecuencia es que los parlamentarios no van a estar en Bagdad en esas fechas, ni tampoco los Califas de Bagdad, Omar El Mutcol y de La Meca, El Ward Bal Adir, que tenían previsto participar en sus sesiones y que, por consiguiente, se encontrarán en Damasco.

La coincidencia del traslado del Parlamento Califal a Damasco ha exasperado al Califa ibn Gonzalí pues, precisamente esos días, iba a acudir a Bagdad con la finalidad de participar, por consiguiente, en un ciclo de conferencias organizado por el "Club Siglo XI", a impartir en la sede del Consejo de Esclavos y Mercaderes (C.E.M.), órgano asesor de la Unión en temas económicos y sociales, con el tema "El Gobierno de un Califato moderno: estrategias de selección de validos y ministros". La ponencia que le corresponde exponer es "Visires y Gobernadores en el Califato Andalusí, una experiencia ejemplar", y la ha estado preparando, por consiguiente, con gran interés, con la ayuda de su Gran Visir, el cristiano renegado Narserra, que le ha ofrecido su visión personal sobre uno de los capítulos más importantes de la charla "El Visir moderno y la gestión de los procesos de información. La experiencia andalusí: el S.E.S.I.D. (Servicio Especial de Sistemas de Información Delicados)".

La conferencia tenía importancia para Faisal ibn Gonzalí más que por el tema en sí (a pesar de que estaba convencido de sus profundos conocimientos en él), por el hecho de que, al coincidir con las fechas en que se celebraban las sesiones del Parlamento Califal, era muy probable que pudiera haber conseguido, por consiguiente, que asistieran a ella algún Califa o Emir, varios Vicevisires e incluso, con un poco de suerte uno de los Visires de la Unión. Tenía, por otra parte, apalabrada una audiencia con los Califas de Bagdad, Omar El Mutcol y de La Meca, El Ward Bal Adir, aprovechando la recepción general que iba a ofrecer a los asistentes a la sesión inaugural del Parlamento el Alto Visir de la Comisión de la Unión.

De la audiencia, que forzosamente iba a ser corta, no esperaba gran cosa, pues Ward Bal Adir no congeniaba con él y se lo demostraba sin cesar (era muy franco) y El Mutcol, que había sido su amigo durante muchos años, últimamente parecía que le estaba volviendo la espalda (hecho significativo teniendo en cuenta las dificultades de movimiento de El Mutcol, debido a su inmensa gordura). Sin embargo, el Califa Ibn Gonzalí confiaba en obtener provecho a su regreso a Al Andalus transmitiendo al pueblo de Sevilla que los Califas de la Unión estaban con él. Si bien sabía que Abderramán el Pedrojotí, los Herreríes y otros Imanes principales iban a acusarlo desde sus Minaretes de mentiroso e impío por el engaño, no tenía la menor duda de que sus fieles obtendrían con ello más fortaleza de cara a las duras jornadas que les esperaban a todos ante el inminente ataque del maldito Condestable de Valladolid, el odioso Aznar.

En realidad no entendía bien por qué se enfadaban tanto El Pedrojotí y los otros, si, en definitiva, no era más que una mera cuestión de interpretación de los gestos y palabras de El Mutcol y El Ward Bal Adir, y un poco de imaginación añadida. Y además, como dice ese viejo proverbio: "el hombre sólo recurre a la verdad cuando anda corto de mentiras"

Todo el proyecto ha caido desmoronado como un castillo de naipes tras la noticia que ha traido la paloma mensajera en su pata izquierda. La conferencia va a quedar muy mermada, siendo previsible que acudan a ella sólo algunos de los representantes permanentes en Bagdad de los mercaderes y esclavos de la C.E.M. y el personal de la Embajada del Califato andalusí.

El Califa ibn Gonzalí ha visto además con ira cómo el Vicevisir de asuntos relacionados con los Califatos del Suroeste ha aprovechado la otra pata (la derecha) de la paloma mensajera para recordarle, eso sí, muy cortesmente, que aún no habían recibido la aportación económica andalusí correspondiente al año anterior y ha concluido su escrito advirtiendo que los gastos de la Unión aumentarán previsiblemente este año porque los traslados del mobiliario, enseres y funcionarios en camello entre Bagdad y Damasco se van a producir cada quince días, y los camellos consumen abundante forraje (sin contar con que, además, los camelleros también cuestan algún dinar).

¡Con lo mal que están las arcas del Califato en los últimos años! Entre los pagos de rigor, los derroches del Harén y los tributos que exigen todos los meses los aliados del Califa, Pujol II, conde de Barcelona y Arzallus "Testuz de buey", cabecilla de los montañeses vascones, el Tesoro está en las últimas.

El Califa ibn Gonzalí, todavía con las misivas de la Unión Califal en las manos y rojo de indignación (aunque no de vestido, que como siempre tiene tonos celestes) recibe a su Gran Visir, el eunuco cristiano Narserra y al dos veces visir, Abu Ben Lloqui, que comparecen ante él con el objeto de ponerle al corriente de las últimas novedades del caso "Abd-el Roldaní".

(Para los que no hayan leido los anteriores relatos sobre la vida del Califa, el cronista que esto les escribe se siente obligado a darles cuenta de quién es Abd-el-Roldaní y cuáles son los motivos por los que ibn Gonzalí, Narserra y Ben Lloqui han de dedicar algo de su precioso tiempo a este personaje.

Abd-el-Roldaní había sido Jefe de la Guardia de Palacio del Alcázar de Sevilla bajo las órdenes de Leafar el Vera-Ber, responsable de las guardias de todos los palacios de Al Andalus y lugarteniente, a su vez, de Yusuf Alí el Corcurí, Gobernador General del Califato. Por diversas circunstancias que vienen al caso (el Imán Jusuf Alí el Gutí al pasar junto al palacio de El Roldaní observó que sus ventanas mostraban un extraño brillo dorado. Al asomarse, comprobó asombrado que estaba lleno de monedas de oro que tenían la efigie del Califa ibn Gonzalí. Escandalizado se subió al minarete y empezó a clamar contra el pecado cometido con voz de trueno, mesándose las barbas), El Roldaní tuvo que huir precipitadamente de la Corte. Desde el exilio mandó varias cartas a los Imanes explicando que su fortuna le había sido regalada por sus jefes Leafar el Vera-Ber y Yusuf Alí el Corcurí y que el Califa, según éstos le decían, lo sabía. El Pedrojotí montó en cólera contra ibn Gonzalí, por impío, pero Leafar y El Corcurí negaron las acusaciones de el-Roldaní. Tras diez meses, éste ha vuelto a Sevilla en extrañas circunstancias, pues no se sabe a ciencia cierta si fue capturado o se entregó, y ni siquiera se han puesto de acuerdo en qué lugar ocurrió: unos dicen que fue en el puerto de Alejandría, al desembarcar de un buque fenicio procedente de Tiro; otros dicen que fue en alta mar, en un barco pirata, a la altura del Cabo Matacán; hay incluso quien dice que el Roldaní no salió nunca de Sevilla y que estuvo escondido todo el tiempo en casa de un mercader de vinagres. También hay división de opiniones sobre las personas que iban con él: se sabe que estaba el Capitán Yaseacér Khan, pero sigue sin saberse en nombre de quién; y, por otra parte, estaban los policías que mandó Abu Ben Lloqui, Mahmet y Mehmet, acompañados de Mohmet, experto en artes marciales y en el manejo de la cimitarra - por cierto que Mohmet no tuvo que manejar la cimitarra, pero llegó a Sevilla con los hombros destrozados por el peso del cofre que traía el Roldaní.)

El Califa escucha las explicaciones de uno y otro, exasperado porque todo ha salido mal en este asunto. Narserra y Ben Lloqui se acusan recíprocamente de haberse obstaculizado en las gestiones realizadas. Con relación a la entrega, la discusión se centra en el papel jugado por el Capitán Yaseacér Khan. Ben Lloqui exclama indignado que es un agente del S.E.S.I.D., a sueldo de Narserra.

Faisal contempla cómo ambos continúan a gritos y la irritación de éstos le devuelve, como un extraño efecto balsámico, la serenidad. Comprende que la crisis es muy grave, ya no para sus colaboradores sino para él mismo, que puede perder el Califato y marchar al destierro al Norte de África, o incluso ser encarcelado por el Condestable de Valladolid que, aprovechando la debilidad del Califa, puede en cualquier momento tomar Sevilla.

En ese momento, viene a sus pensamientos una pequeña fábula que le contaron un día ya muy lejano:

Un sabio oriental se pasea con su discípulo. Atraviesan un puente. ¿cuál es el ser del puente?, pregunta el aprendiz de filósofo. Su maestro lo mira y de un empujón lo precipita en el río.

Faisal ibn Gonzalí piensa en el relato y, casi sin querer, lo pone en relación con sus problemas. Su mirada repara sucesivamente en Abu Ben Lloqui y Narserra, que siguen discutiendo acaloradamente, y de repente, Faisal sonríe.

domingo, 4 de abril de 2010

Varia





Cada canto de pájaro es diferente, pero todos expresan lo mismo: vida

***

Los hombres somos como la hierba de un jardín. Nos obstinamos en cortarla sin cesar y, curiosamente, cuando dejamos de cuidarla crecen en ella flores de preciosos colores y fragantes aromas.

***

La sonrisa de un niño es un anticipo del Paraíso

***

Logró ser feliz en los intersticios de sus desgracias

***

Estamos casi siempre de acuerdo en lo esencial, que es casi nada

***

Siempre es posible el amor...; y más entre dos personas que se quieren

***

Ahogaba la razón de sus asesores en la sinrazón de su yo

***

Promulgaba sus opiniones

***