Manuel
Fernández Sanz -Manolito el Pollero- no escribió nunca un libro de
poesías, pero nos ha dejado, sin embargo alguno de los más bellos
versos de la poesía española del siglo XX.
Escribía
sus poemas en los bares, en trozos de papel y servilletas que sus
amigos fueron recogiendo, por lo que algunos de ellos han podido
llegar hasta nosotros. Su único libro es una edición póstuma
realizada por Camilo José Cela en sus Papeles de Son Armadans, El
libro se llama “Silva, grillera y cigarral de Manolito el Pollero".
Les
traigo una breve reseña de este personaje realizada por el poeta, escritor y periodista Manuel Alcántara (Cantigas de amigo)
“Manuel
Fernández Sanz debía su alias a una tienda de “Aves y Huevos”
heredada de sus mayores, quizás la más antigua de Madrid. Sólo
trabajó en ella durante tres días, en un apretón de Navidad.
Manolo no trabajaba: vivía. Un poco a tumba abierta y sin cuidarse
de nada, pero con mucho cuidado. Era un tipo popular, lleno de gracia
y de melancolía, orondo, irónico y tierno. Se dio a conocer en una
tertulia literaria de aquella época, en el histórico “Café
Pombo”, donde se reunían muchos escritores. Estaba él en una mesa
contigua, quizá con una copa de más o acaso con las copas
suficientes, cuando intervino en la conversación:
-
De todos los que estamos aquí, el único que vive de la pluma soy
yo, que tengo una pollería".
Alfonso
Ussía dice de él que era "el
más fino y delicado niño poeta de los bares y tertulias madrileñas,
glotón y beodo, invitador y caprichoso".
Disfruten,
si no la conocen, de esta maravillosa copla de Manolito el Pollero
Cuando
con los demás niños
de
niño jugabas tú
¿sabías
o no sabías
que
eras el Niño Jesús?
P.S.- He localizado una continuación de esta copla, atribuida también a Manolito el Pollero, aunque no tengo seguridad completa. La transcribo:
Hoy
que
dormido
te
veo
tan
ajeno
a
vida
y
cruz
mi
Rey
Niño,
he
sospechado
que
no
sabías
aún
cuando
eras
niño
del
todo
que
eras
el
Niño
Jesús
1 comentario:
Sobre las servilletas de Manolito el Pollero.
Quizá Manolito en alguna ocasión escribiera algún poema en alguna servilleta o en cualquier papel que tuviera a mano, como otros poetas lo han hecho, pero Manolito, que como todos los que escriben su afán era verse publicado, se los guardaba y los pasaba a limpio sobre un buen papel con una estupenda caligrafía.
En “Silva, grillera y cigarral de Manolito el Pollero”, publicado en Las Ediciones de los Papeles de Son Armadans, en 1966, al poco de morir, Cela nos dice en el Prólogo “Manolo dejó los versos que ahora publico y me expresó su deseo de que apareciesen en esta Colección Juan Ruiz; pensaba haberse pagado la edición pero, por desgracia, ya no podrá hacerlo. [...] La edición de un libro de versos no es cara, en nada mejor que en recordar a un amigo pudiera gastarme los reales [...] No hago sino cumplir la voluntad de un muerto”. MARIO FERNÁNDEZ GONZÁLEZ,librero
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