Amigo Gulliver, te guste o no, te voy a tratar de TU. ¡Gracias por esta doble dedicatoria y me alegro de tu vuelta! ¡Qué regalazo! Antes de mi partida al infinito me gustaría enfrentarme a una orquesta sinfónica y ¿por qué no? dirigir la "incompleta de Franz Schubert o la serenata nocturna de Mozart", tratando de sacar el alma de los músicos a la palestra. Seguramente sería un desastre porque los intérpretes verían en mí a un impostor que no sabe leer una partitura, aunque gozo de la música sintiéndola. Ni las notas musicales de una partitura, ni las palabras de una oración, ni ese ente de razón que es el infinito, te acercan a la verdad que no sabemos: solamente el espíritu de lo que hacemos nos proporciona el sentido y la razón de vivir y de morir y, como el nacer involuntario, llegaremos al infinito algún día. Sólo tenemos la vida mientras vivimos, y la muerte cuando morimos, como únicas certezas. Nuevamente ¡Gracias, amigo, por tu dedicatoria y por seguir en la blogosfera! Un abrazo, amigo Gulliver.
Este comienzo de año está siendo complicado y la blogosfera ha quedado momentáneamente para mí en el desván (aunque confío en recuperar una cierta normalidad a partir de ahora).
Me alegro de que te haya gustado la dedicatoria. Y en cuanto al tuteo, creo que nuestra larga relación bloguera nos hace merecedores de él.
Espero, Gulliver, que la complicación sea pasajera y también sea breve la estancia en el desván, para seguir disfrutando de tu fino humor e ingenio, que ya echaba de menos. Un saludazo.
3 comentarios:
Amigo Gulliver, te guste o no, te voy a tratar de TU.
¡Gracias por esta doble dedicatoria y me alegro de tu vuelta!
¡Qué regalazo!
Antes de mi partida al infinito me gustaría enfrentarme a una orquesta sinfónica y ¿por qué no? dirigir la "incompleta de Franz Schubert o la serenata nocturna de Mozart", tratando de sacar el alma de los músicos a la palestra. Seguramente sería un desastre porque los intérpretes verían en mí a un impostor que no sabe leer una partitura, aunque gozo de la música sintiéndola.
Ni las notas musicales de una partitura, ni las palabras de una oración, ni ese ente de razón que es el infinito, te acercan a la verdad que no sabemos: solamente el espíritu de lo que hacemos nos proporciona el sentido y la razón de vivir y de morir y, como el nacer involuntario, llegaremos al infinito algún día. Sólo tenemos la vida mientras vivimos, y la muerte cuando morimos, como únicas certezas.
Nuevamente ¡Gracias, amigo, por tu dedicatoria y por seguir en la blogosfera!
Un abrazo, amigo Gulliver.
Este comienzo de año está siendo complicado y la blogosfera ha quedado momentáneamente para mí en el desván (aunque confío en recuperar una cierta normalidad a partir de ahora).
Me alegro de que te haya gustado la dedicatoria. Y en cuanto al tuteo, creo que nuestra larga relación bloguera nos hace merecedores de él.
Un abrazo
Espero, Gulliver, que la complicación sea pasajera y también sea breve la estancia en el desván, para seguir disfrutando de tu fino humor e ingenio, que ya echaba de menos.
Un saludazo.
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