(En recuerdo y homenaje a D. José María Gil Robles y Quiñones)
La cuestión del calzoncillo
que otros nominan “Mariano”
resulta el nudo gordinano
del siguiente chascarrillo.
Un diputado chulillo
de la facción socialista
que era un poco camorrista
se despertó una mañana
con ganas de armar jarana
insultando a algún cedista
Personado en el Congreso
con intención de hacer daño
se levantó de su escaño
el servidor del progreso:
"¡Al pasado no hay regreso,
poco se puede esperar
de alguien que suele llevar
de seda los calzoncillos,
pues le faltan dos tornillos
o es más rancio que un juglar!"
El político insultado
del grupo democristiano
ni se inmutó ante el fulano
que galleaba a su lado.
"Me siento bien extrañado",
exclamó con voz sonora,
"además de seductora
y de otras prendas doradas
por todos muy apreciadas,
¡Qué indiscreta es su señora!"
Les he ofrecido una recreación, con algunas licencias, de una sonada anécdota de las Cortes de la II República española protagonizada por D. José María Gil Robles, a la sazón diputado y líder de la C.E.D.A. (Confederación Española de Derechas Autónomas) y un incierto diputado socialista (algunas fuentes apuntan a D. Indalecio Prieto)
La anécdota es citada por varias fuentes.
Yo la escuché muchas veces de labios de mi abuelo. La cita textual de Gil Robles que recuerdo haberle oído se limita a la frase pronunciada por el socialista: ¿Qué se puede esperar de un señor que usa calzoncillos de seda?" y la contestación fulminante de Gil Robles "¡qué indiscreta es su señora!".
4 comentarios:
Saludos y de nuevo enhorabuena por su pequeña perla. Espero de su habilidad otras semejantes.
P.D.:
Veo que también Vd. tiene problemas con el editor de blogger: para evitar que le saque los versos a doble espacio, en lugar de pegar el texto en la pantalla "redactar", póngalo en la función "HTML". Así se ahorrará el doble espacio entre versos... (Aunque habrá doble espacio entre las estrofas. Ése tendrá que suprimirlo "a mano" retocándolo en el HTML)
Un abrazo.
Monsieur
Gracias por las indicaciones, Monsieur. Blogger me mata.
Un abrazo
NOS mata.
Muy bueno, vate Gulliver, no conocía la anécdota.
Ojalá que nuestros políticos actuales tuvieran el ingenio tan fino.
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