martes, 15 de noviembre de 2016

Manos blancas



Madrid, 1832. Fernando VII agoniza. A su alrededor se libra una batalla por el Reino entre los partidarios de su hija Isabel y los seguidores de Carlos María Isidro, hermano de Fernando. El drama adquiere tintes de comedia bufa cuando Luisa Carlota de Borbón, hermana de la Reina Cristina y firme partidaria de Isabel, "ayuda" al Rey Fernando a firmar la derogación de la Ley Sálica, lo que permitirá la coronación de Isabel. El ministro Calomarde, partidario de Carlos María Isidro, recrimina a Luisa Carlota su acción

Desgraciadamente, el sainete palaciego fue el preludio de las terribles guerras carlistas. Pero esa es otra historia.

Si tienen interés por la inspiración de esta escena, les dejo un enlace a una estupenda comedia de D. Pedro Calderón de la Barca, que a buen seguro conocían los dos protagonistas del incidente.

El resto lo encontrarán en las espinelas que les dejo. 

Yace en su lecho de muerte,
de joven fue Deseado,
viejo y por muchos odiado,
rifa de España la suerte
Su mano se finge fuerte
cuando la pluma levanta
con la “ayuda” de la Infanta
Luisa Carlota y su hermana
Cristina, la reina hispana,
y el puño en el folio planta

Firma sin decir ni pío,
se acabó la pelotera
Isabel será heredera
en vez de Carlos, su tío.
Mas signar no acaba el lío,
la firma sólo es legal
si luce el sello real
y en su busca va Carlota,
como Borbona devota
de la causa liberal

Calomarde muy enfadado
increpa a Luisa Carlota
soltando una palabrota
ante el Rey que está alelado.
El Decreto está firmado
por un rey ya agonizante
Luisa Carlota mediante,
pues quiere dar el poder
de este Reino a una mujer
¡coño es delito flagrante!”

Quitar quiere Calomarde
de sus manos el Decreto
mas Luisa lo guarda prieto,
está el asuntillo que arde:
¡”Canalla, felón, cobarde!”,
Luisa Carlota se enciende
y a Calomarde reprende,
y su ánimo así socava
pues la Borbona es muy brava,
y el pliego, fiera, defiende

Da a Calomarde un sopapo,
-“¿si quiere usted que repita?”,
dice y la Corte se agita
con Tadeo hecho un guiñapo.
Calomarde traga el sapo:
Infanta, yo no os regaño
pues es dicho muy de antaño
que manos blancas no ofenden,
...los sopapos no me encienden,
aunque es cierto que hacen daño”

2 comentarios:

Emocionado dijo...

Excelente como siempre, lastima que luego llegaron las terribles sangrías de las guerras civiles carlistas con todo el daño que hicieron axEspaña

Gulliver dijo...

Pobre España nuestra, enfangada en guerras civiles desde entonces. Hay un tremendo libro de Delibes que recrea esta negra historia a través de la vida de una familia: "Las guerras de nuestros antepasados"

Un abrazo, Javier