Escuchadme bien clarito
los bisoños aspirantes
que soñáis con
compartir
la cultura militante
de esa izquierda que es
divina,
con moral tan delirante
que critica la
opulencia
mientras se infla a
bogavante;
que afirma: “La
religión
es muy mala y
alienante”,
mientras reza al Che
Guevara
y a su dios, el
Comandante;
que clama contra los
yanquis
con gesto beligerante,
y anhela la roja
alfombra
del Hollywood
rutilante;
denuncia que la derecha
está falta de talante,
mientras niega pan y
sal
a las voces
discrepantes,
imponiendo la “unidad”
por medios mas bien
“tajantes"
Para firmar manifiestos
de esos de
“abajofirmantes”
debéis cumplir ciertas
reglas,
todas son muy
importantes:
podéis firmar como
artistas
aunque seáis
principiantes
si al cuello lleváis
kufiya,
y os hacéis los
diletantes,
dará igual que vuestro
arte
sea postizo y pedante;
para firmar hay más
cupos,
por ejemplo, el de
cantantes,
que distingue a
consagrados
de los putos
debutantes;
luego están los
profesores
titulares o ayudantes,
arquitectos y abogados
es mejor si son
pasantes;
hay cupo de
funcionarios
o el amplio de
comediantes
que incluye a los
tramoyistas,
sastres, mimos y
feriantes;
en la parte solidaria
no están mal los
cooperantes,
los toleran religiosos
con tal de ser
protestantes,
mas prefieren
yihadistas;
luego están los
emigrantes,
aunque valen
ucranianos,
les molan más con
turbante,
un Yusuf y un Mohammed
suenan siempre
“interesantes”;
nuestra Torre de Babel
es momento emocionante,
cuando lees Kepa o Joan
u otro nombre
semejante.
Y están los que no son
nada,
de aquestos siempre hay
sobrantes.
Por supuesto hay
prohibiciones:
no les van los
comerciantes,
ni tampoco militares
aunque sean almirantes,
les molestan los
toreros,
comerciales o
viajantes,
los obispos y banqueros
darían seguro el cante