domingo, 9 de enero de 2011

El hombre que vendió su sombra


La maravillosa historia de Peter Schlemihl


¿Qué pasaría si un extraño hombre de levita gris quedara prendado de la sombra que proyecta tu cuerpo ante el sol y te pidiera que se la cedieras?

¿Y si el extraño, para convencerte, te ofreciera a cambio un objeto muy valioso como la bolsa de la suerte de Fortunato, llena de monedas de oro y que nunca se vacía, por muchas monedas que se saquen de ella?

Y si finalmente accedieras a las pretensiones del extraño hombre de gris, ¿qué futuro te podría aguardar?, ¿cómo sería tu vida sin tu sombra?



Este es el comienzo de la maravillosa historia de Peter Schlemihl, hermoso relato escrito por Adelbert Von Chamisso, en el que trasciende la propia peripecia vital del gran naturalista y poeta franco-alemán.

Adelbert Von Chamisso nació francés (Louis Charles Adélaïde de Chamissot) pero los vientos de la revolución francesa lo llevaron a Prusia junto con su familia, a la temprana edad de 9 años. Vivió el drama de las guerras napoleónicas con el alma partida en dos. En esa dura tesitura personal afrontó en 1813 el relato de Peter Schlemihl, personaje que se identifica con el propio Chamisso.

De una manera quizás demasiado tajante, muchos han querido ver en el hombre sin sombra al hombre sin patria. Thomas Mann cree que el significado profundo va más allá. El propio Chamisso en el prólogo a la edición francesa de su relato conecta la idea de la sombra con la de la solidez, la estabilidad humana, el equilibrio burgués, la importancia de la posesión de un sistema definido de referencias vitales, personales y sociales.

Wilhelm Rauischenbusch, amigo personal de Chamisso, describe así la génesis del libro, fruto de un paseo dado por Chamisso con su amigo el escritor romántico alemán Friedrich Heinrich Karl de la Motte, Barón Fouqué:

"el sol proyectaba largas sombras de manera que el pequeño Fouqué, a juzgar por la suya, parecía casi tan alto como Chamisso, que era muy alto. "Mira, Fouqué –dijo entonces Chamisso- ¿qué pasaría si ahora enrollase tu sombra y tú tuvieras que caminar a mi lado sin ella?"


2 comentarios:

Rubín de Cendoya dijo...

Don Gulliver, agradecido por su visita al Rincón.

Salud

Gulliver dijo...

Muy honrado por su visita, Maese Rubin