viernes, 25 de febrero de 2022

Viriato

Era Viriato un pastor

de la tribu lusitana

que desde edad muy temprana

zurró a Roma con fervor.

Cuentan que más de un Pretor,

viendo acercarse a Viriato,

se espantaba cual cervato

atrapado en cacería

y escapándose decía:

“¡Yo con éste no combato!”

*

Tenía dotes de mando,

era juicioso y prudente,

también osado y valiente,

y una fiera peleando.

Victorias iba sumando

y al propagarse su fama

la rebeldía se inflama:

titos, belos y lusones,

arévacos y vetones...

¡la Celtiberia lo aclama!

*

El Senado se enfadó

pues sufrir tantas derrotas

toca mucho las pelotas

y un nuevo plan se trazó.

Tropas a Hispania mandó

y al cónsul Quinto Cepión

diole severa misión:

“¡da a Viriato el finiquito

nada importa por qué rito,

si hace falta, con traición!

*

La ocasión pronto llegó

cuando en instante de apuro

a Audax, Ditalco y Minuro

Viriato comisionó.

A los tres les encargó

negociar robusta paz,

duradera, no fugaz,

pero este cónsul romano

era bastante fulano,

un bicho artero y falaz

*

Cepión, sagaz, tanteó

a Audax, Ditalco y Minuro

y un tesoro de oro puro

y plata les ofreció.

El romano les firmó

tal promesa en un contrato

siempre que al pobre Viriato

con armas acometieran

y matarile le dieran

si es posible, de inmediato

*

Y sucedió que a Viriato

le visitó la guadaña

en su tienda de campaña

en cumplimiento del “trato”.

Y el complot salió barato

pues cuando los tres factores

meritaron sus “labores”,

Cepión se lavó las manos

contestando a estos villanos:

Roma no paga a traidores

*

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