Era
Viriato un pastor
de
la tribu lusitana
que
desde edad muy temprana
zurró
a Roma con fervor.
Cuentan
que más de un Pretor,
viendo
acercarse a Viriato,
se
espantaba cual cervato
atrapado
en cacería
y
escapándose decía:
“¡Yo
con éste no combato!”
*
Tenía
dotes de mando,
era
juicioso y prudente,
también
osado y valiente,
y
una fiera peleando.
Victorias
iba sumando
y
al propagarse su fama
la
rebeldía se inflama:
titos,
belos y lusones,
arévacos
y vetones...
¡la
Celtiberia lo aclama!
*
El
Senado se enfadó
pues
sufrir tantas derrotas
toca
mucho las pelotas
y
un nuevo plan se trazó.
Tropas
a Hispania mandó
y
al cónsul Quinto Cepión
diole
severa misión:
“¡da
a Viriato el finiquito
nada
importa por qué rito,
si
hace falta, con traición!”
*
La ocasión pronto llegó
cuando
en instante de apuro
a
Audax, Ditalco y Minuro
Viriato
comisionó.
A
los tres les encargó
negociar
robusta paz,
duradera,
no fugaz,
pero
este cónsul romano
era
bastante fulano,
un
bicho artero y falaz
*
Cepión,
sagaz, tanteó
a
Audax, Ditalco y Minuro
y
un tesoro de oro puro
y
plata les ofreció.
El
romano les firmó
tal
promesa en un contrato
siempre
que al pobre Viriato
con
armas acometieran
y
matarile le dieran
si
es posible, de inmediato
*
Y
sucedió que a Viriato
le
visitó la guadaña
en
su tienda de campaña
en
cumplimiento del “trato”.
Y
el complot salió barato
pues
cuando los tres factores
meritaron
sus “labores”,
Cepión
se lavó las manos
contestando
a estos villanos:
“Roma
no paga a traidores”
*
Casero. – Teo, dí qué he de votar
pues no la quiero pifiar
Teo. – Como no te he de negar,
no es ley que merezca el sí
C. - ¿Al sí a la ley digo no?
T. – Sí. Tu no al sí quiero yo
C. – ¿No debo decir que sí?
T. – Sí, dí sin falta sí al no
C. -¿No dices que diga no?
T. – Al no te pido que sí
C. – Mi no por tí será un sí
T. – Recuerda que es no a su sí
y no es un no porque no
sino un sí al no, porque sí.
C. – Para ese no diré sí
*
Publicado en el blog de Santiago González el 4 de febrero de 2022