(Para mis Isabeles, en el día de su santo)
*
Doña
Isabel de Aragón,
es
Reina de Portugal,
dama
noble, espiritual,
con
fuego en el corazón.
Le
consume la pasión
de
a los pobres dar apaño
más
su marido es tacaño
y
no quiere que Isabel
lo
deje sin un clavel
alimentando
al rebaño
*
Anda
el Rey de mal café
pues
Isabel no hace caso
y
Portugal, paso a paso,
va
a tornarse Oenegé.
Dinis
remiendo no ve
al
quebranto y deterioro
que
padece su Tesoro
por
el fervor de su esposa,
que
es con el pueblo rumbosa
derrochando
egregia su oro
*
Marcha
Isabel sigilosa
por
las salas de Palacio
al
saber al rey reacio
a
la piedad de su esposa.
Va
la Reina presurosa
aplicada
a sus afanes,
porta
Isabel unos panes
ocultos
en el regazo
y
también lleva un capazo
con
pulardas y faisanes
*
Con
Isabel el Rey topa,
ve
su regazo abultado,
el
capazo bien cargado
y
le suelta a quemarropa:
“¿Esos
bultos de tu ropa
son,
Isabel, nueva moda
o
es holgura que acomoda
el
regio porte de dama
que
algunos dicen que es fama
que
ha engrosado tras la boda”?
*
-“¡Me
pilló, vaya marrón,
mas
no me vale el lamento,
a
ver qué historia le cuento
para
evitar el follón!”
En
busca de inspiración
que
done pan al mendigo
y
a ella libre de castigo,
Isabel
reza plegaria,
devoción
muy necesaria
cuando
acecha el enemigo.
*
Clama
el Rey con voz tonante:
“No
derroches mi alcancía,
no
es mi casa hospedería,
ni
tampoco un restaurante!”
“¡Tu
despilfarro es flagrante!”
-
añade con tono hiriente -
“¡Niega
que a un gran contingente
de
pobres y ganapanes
alimentas
con mis panes,
niégalo
si eres valiente!”
*
“¡No
gastes más mis ducados,
basta
de beatería!
¿no
te cansa ser tan pia?...
...¿no
es mejor coser bordados?...
¡Muestra
presto esos bocados!”
Mira
Isabel lo que aloja
su
falda y con risa floja
dice
a Dinis victoriosa:
“entre
tanta hermosa rosa
busque
mi Señor y escoja”
*
Santa Isabel de Aragón (1271-1336) fue reina de Portugal tras su matrimonio con el Rey Dinis I.
Sobrina nieta de la también Reina santa Isabel de Hungría, fue muy bondadosa y generosa con los pobres
en contra de la opinión de su esposo Dinis. Cuenta la leyenda que, sorprendida un día por Dinis
llevando pan en su delantal este alimento, mostrado al iracundo marido, se tornó milagrosamente en rosas.
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