La soledad del asesor del Alba
Ya
llegó la comitiva,
Iglesias
entra primero
y
tras él va Monedero,
con
reflexión depresiva:
“En
mi boca no hay saliva,
en
la testa no hay ideas,
piensa
bien cómo vadeas
las
preguntas de la prensa,
porque
parece algo tensa,
¡te
zumbará si blandeas!;
“Iglesias
me deja sólo,
con
Errejón se ha sentado
en
un rincón apartado
para
ver cómo me inmolo.
¡Tiene
guasa el protocolo:
te
presentas voluntario
para
ser consignatario
de
la pasta del partido,
y
de pronto estás jodido
por
no sé qué del Erario!”
“¡Montoro
sea maldito
y
maldito el asesor
que
con escaso rigor
se
las pegó de erudito!.
¡A
ver cómo hoy acredito
con
mi probada elocuencia
que
factura Resistencia,
más
quien cobra es tesorero
y
se llama Monedero,
para
mayor transparencia!”
“Si
me piden la factura,
tengo
copia en la carpeta,
-¡la
daré si a mí me peta,
esa
será mi postura!-
Mas
si quieren la lectura
del
informe que hice al Banco,
les
daré lo que está en blanco
-¡y
eso es mucho material,
quizás
lo más substancial,
si
me atrevo a serles franco!-”
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