Dame tu cáliz, Señor
estoy sediento de tí,
siento mi entraña reseca,
tu agua ansío recibir
*
Para saciar esa sed
te busqué por los caminos,
en la cruz yo te encontré
cargando pecados míos
*
Mi sed alumbró el encuentro,
fue luz en mi noche oscura,
al cabo entreví tu rostro
mirándome con ternura
*
Desde la cruz tú me amaste,
en mí pusiste tus ojos,
traspasóme la dulzura
de ese Dios de cuerpo roto
*
Con los ojos me ofreciste
tu dolor, tu cruz, tu pena,
tu amor, tu perdón, tu gracia
y un cáliz de vida eterna
*
Ese cáliz que me ofreces
es agua de salvación,
vino de un odre nuevo,
sangre de mi redención
*