viernes, 31 de diciembre de 2010

Tempus fugit


El tiempo pasa…

El tiempo no se ocupa de realizar vuestras esperanzas; hace su obra y levanta el vuelo (Eurípides)

El tiempo huye y no se detiene un instante (Petrarca)

Para los hombres, nada dura; ni la noche estrellada, ni las desgracias, ni la riqueza; todo esto de pronto un día ha huido (Sófocles)

El tiempo pasa sin que el hombre se aperciba de ello (Dante)

El futuro nos atormenta y el pasado nos retiene. He aquí por qué el presente se nos escapa (Flaubert)

No existe ningún tiempo presente, porque lo que llamamos presente no es más que la juntura del futuro con el pasado (Montaigne)

Triple es el paso del tiempo; vacilante se va acercando el futuro; raudo como una flecha vuela el presente; eternamente en calma queda el pasado (Schiller)

El tiempo no espera (V. I. Lenin)

En las alas del tiempo la tristeza vuela (Jean de La Fontaine)



El tiempo mata…

Tiempo: Lo que los hombres siempre tratan de matar, pero que acaba por matarlos (Herbert Spencer)

Se dice que el tiempo es un gran maestro. La desdicha es que mata a sus alumnos (Hector Berlioz)

Todas las horas hieren; la última, mata (anónimo)

¡Todos mis bienes por un poco de tiempo! (Isabel I de Inglaterra- últimas palabras antes de morir)


El tiempo es relativo…

El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos (Henri-Frédéric Amiel)

Sea verano o invierno, el corazón tiene un calendario distinto; lo largo y lo breve del día lo mide según su alegría o su tristeza (Gertrud Triepel)

Cuanto más se tiene en cuenta el tiempo, tanto más se pierde la esperanza de disponer del suficiente; cuanto más se deja correr, tanto más parece que avance (Leopardi)

Si quieres tener poco tiempo, no hagas absolutamente nada (Chejov)

Un momento puede hacernos desgraciados para siempre (Gay)


El tiempo y la eternidad…

El tiempo es la imagen móvil de la eternidad inmóvil (Platón)

Para un enamorado la eternidad es el espacio entre dos besos (Gulliver)


domingo, 19 de diciembre de 2010

Laicanías



Letanías laicas: con zeta de Zapatero




Zar de la parquedaz ... ceja pro nobis

Apóstol de la sostenibilidaz ... ceja pro nobis

Príncipe de la solidaridaz ... ceja pro nobis

Adaliz de la nueva pazzz ... ceja pro nobis

Torre de la ecologicidaz ... ceja pro nobis

Espejo de la paridaz ... ceja pro nobis

Reducto de la simplicidaz ... ceja pro nobis

Oriente de la fraternidaz ... ceja pro nobis


Exégeta de la mismidaz ... ceja pro nobis

Sultán de la laicidaz ... ceja pro nobis


Sostén de la feministidaz ... ceja pro nobis

Obstetra de la yoidaz ... ceja pro nobis

Libertador de la igualidaz ... ceja pro nobis

Estilete de la pacificidaz ... ceja pro nobis

Muecín de la interculturalidaz ... ceja pro nobis

Némesis de la derechidaz ... ceja pro nobis

Esteta de la utopicidaz ... ceja pro nobis


Causa de nuestra hilaridaz ... ceja pro nobis

Augusto de solemnidaz ... ceja pro nobis

Fénix de la metaforidaz ... ceja pro nobis

León de Valladoliz ... ceja pro nobis


Germen de la progresidaz ... ceja pro nobis

Farol de la intelectualidaz ... ceja pro nobis

Céfiro de la ventosidaz ... ceja pro nobis

Pasmo de la rojidaz ... ceja pro nobis

Baluarte de la transversalidad ... ceja pro nobis

Obrero de la posmodernidaz ... ceja pro nobis

Bastión de la relatividaz ... ceja pro nobis

Profeta de la toleranticidaz ... ceja pro nobis

Candil de la oscuridaz ... ceja pro nobis





Por favor, ¡ceja ya de una vez!, aunque sólo sea por nosotros


Espíritu del Viento: Tú que soplas por donde quieres, porque toda tierra te pertenece, insufla tu aliento a Zetapé. No te cortes, sopla fuerte, a ver si te lo llevas hasta los confines del Más Acá. Y que no vuelva.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La Silla del Diablo








Al oeste de Inglaterra, en el Shropshire, cerca ya de la linde con el País de Gales, se alzan unas modestas montañas cuyas imágenes alimentaron los sueños de mi infancia.




El Long Mynd y los Stiperstones, coronados por la siniestra “Silla del Diablo” (Devil's Chair), constituían el entorno natural en el que un grupo de muchachos integrados en el Club del Pino Solitario vivían unas aventuras llenas de misterio y emoción.

Pocos libros de mi infancia consiguieron transmitirme con tanta fuerza un paisaje. Sólo por ello su autor, el escritor inglés Malcolm Saville, merece ocupar un lugar en el pequeño altar de los mitos de mi niñez junto a los grandes nombres de Julio Verne o Salgari.

Soñé muchos años con viajar al Shropshire y conocer la Silla del Diablo. Las modernas tecnologías me han mostrado finalmente la imagen real de mis sueños.




He satisfecho esa deuda conmigo mismo, pero debo confesar que me quedo sin duda con la visión que se forjó un niño de 10 años.