miércoles, 22 de marzo de 2017

1934: Companys y el general Batet. Es cuestión de dos cañones



Bulle la masa en la plaza
ardiendo de excitación,
hay oles y una ovación
y un fresco a una guapa abraza.
Deja Companys su taza
de café con magdalena
y se apresta a la faena.
Tras retocar su Gobierno
y ajustarse bien el terno,
abrir la ventana ordena.

Henchido de ardor guerrero
y al aire de una sardana
se aproxima a la ventana
quien de Maciá es heredero.
Con pasión y no exagero
de grandes tardes taurinas
ondean las barretinas
mientras vuelan las senyeras,
y emigran las billeteras
por gracia de manos finas.

-"¡Visca el Estat Català,
que da a España el finiquito
y estatuye un chiringuito
que menda presidirá!.
Como el inmortal Maciá,
que hoy yace entre los cipreses
nuestra nación de payeses
en solemne y gloriosa hora
dirá a la España opresora:
¡Nos vamos en unos meses!
  
-"La tierra de promisión
ya muy cerca nos espera,
no es momento de flojera,
sino de armas y de acción".
Al fin de su alocución,
tras pronunciar su soflama,
a Batet Companys llama
prometiéndole clemencia
si sirve con obediencia
y al nuevo Estado él aclama

-"Un triunfo tan de postín,
de salir por Puerta Grande,
exige que le demande,
General, sable y fajín".
Mas Batet con retintín
le responde en telegrama
con el siguiente epigrama:
- "Acuso atento recibo
de su envite delictivo
que deshonor me reclama

Con tan notorio motivo
he despachado instrucciones
de atajar alteraciones
con celo gubernativo.
Para hacer esto efectivo
basta un cabo con galones
y, detrás, dos pelotones
bregados y un poco agriados
que pongan bien emplazados
en San Jaime dos cañones"
 


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